Padre Guillermo
51ª.- El engaño
52ª.- No anular, ayudar a crecer
53ª.- La familia
54ª.- Respeto
55ª.- El deber
56ª.- Donde se pone el dedo sale pus
57ª.- Dios sabe volver a su casa
58ª.- ¿Quién fijará los límites de la decencia?
59ª.- Autoritarismo
60ª.- Ternura
61ª.- Amistad
62ª.- Tener los ojos abiertos
63ª.- Actitud de escucha
64ª.- Corazón de carne
65ª.- Semillas de violencia
66ª.- Ser uno mismo
67ª.- Ser consecuentes
68ª.- Burocracia - Usura
69ª.- Años sin moral
70ª.- El pecado Original
71ª.- Creencias "empaquetadas"
72ª.- "No se puede osar"
83ª.- Amar a nuestro mundo
84ª.- La sonrisa
85ª.- El trabajo
86ª.- Llevar la Buena Dicha
87ª.- Humanismo
88ª.- No corras
89ª.- Hay que ser buenos
90ª.- La violencia
91ª.- Semillas de bondad
92ª.- Humanidad y técnica
93ª.- Fuego sagrado
95ª.- Remando juntos


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(16/10/2005)
EL PECADO ORIGINAL

"El pecado original
es la única tesis cristiana
susceptible de ser demostrada empíricamente".
Chesterton.
 
Todos hemos mirado a los niños, su bondad. Pero también ¡cuánta malicia!

¿De dónde le viene la malicia al niño? ¿De dónde nos vienen algunas inclinaciones no correctas que sentimos dentro de nosotros?

Los niños tienen envidia, mienten. Sienten celos, se enfandan, a veces sin motivo. ¿Dónde lo han aprendido? Es verdad, en algunos casos lo han mamado de sus papás. Se lo comunicamos por simbiosis. Otras veces, no. Los padres son buena gente, nunca les han dado malos ejemplos. Y, sin embargo aparece el mal, el pecado. Aunque hoy no queramos hablar de él. Pero existe, ciertamente.

Creo en el pecado original. Lo siento en mí. Tengo la experiencia de la inclinación al mal. En el Evangelio se insiste en la vigilancia. No va desencaminado. La actitud del hombre es vigilar, porque el camino del mal es más fácil que el camino del bien. Y es más fácil el hacer mal porque estamos dañados. Estamos limitados en el ser y en el obrar.

Por eso la TENSIÓN es una actitud de la persona que quiere obrar y crecer en el bien. Tensión, porque con facilidad nos inclinamos al mal.

La experiencia en el trato con las personas nos indica que la curva del comportamiento tiende a decaer, tiende a la flojera, al mal: tardos para el bien y prontos para el mal. Enderezar esta tendencia supone fuerza de voluntad, empeño y gracia de Dios.

Nunca he sido fatalista. No creo en la inclinación al mal. Creo en la inclinación al bien. Todos estamos inclinados al bien, a lo que nos agrada, pero siempre venciendo al mal; siempre con la dificultad de expderimentar que nuestra naturaleza está tocada.

Tenemos pecado original: sus secuelas.

Olvidarlo es un gran error. Ser conscientes de ello es estar en la verdad, es estar en situación de superación. "Vigilad y orad". No son palabras vanas, son una gran realidad en la vida humana.
 
P. Guillermo Santomé
Dominico
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 (22/10/2005)
CREENCIAS "EMPAQUETADAS"

Atención a las "creencias empaquetadas".
Creer es algo vivo.

Podemos pecar porque nos pasamos o porque no llegamos. En el medio está la virtud; en el equilibrio.

No somos quien para juzgar a nadie. Si hacemos estas reflexiones es como una invitación a que nuestro vivir, como creyentes, sea una obsequio razonable a Dios y un  servicio a nuestros hermanos.

¿"Creencias empaquetadas"? Pues eso: decir el Credo por rutina. No pensar lo que decimos. "Lorear", es decir, rezar como un lorito. La beata que repite sin parar plegarias y oraciones: "No por mucho pedir...".

En la persona debería predominar el MIRAR, ESCUCHAR... Sobre todo estar atentos. Creer es estar ATENTOS.
 
Creer, fundamentalmente es VIDA. Creer: "Por sus frutos los conoceréis".

Los conoceréis: en el trabajo, en las tareas cotidianas, en la forma de tratar con el prójimo; en la forma como amamos: "mirad cómo se aman". Eran testigos de su fe: con su vida, con su sangre.

No es fácil. Porque la rutina invade todos los campos de nuestra existencia

Vemos cómo se besan los novios en el parque. Ojalá lo hicieran así dentro de 40 años. No, no lo harán. El tiempo, como la polilla, va gastando nuestro fervor; va gastando nuestro amor.

Y sin embargo, creer. Es la novedad de la vida cristiana.

Hacer que sea una novedad. Algo que estrenamos cada dia. Es posible.
 
P. Guillermo Santomé
Dominico
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(28/10/2005)
"NO SE PUEDE OSAR"

No se debe osar nada con el peligro
que sea injusto,
que sea malo.


No vale ponerse en peligro de pecar. Doy gracias a Dios por esta idea. Es lúcida, clara.

Desde lo más remoto de la Historia de la Humanidad hasta hoy, en todos los pueblos, la injusticia es algo que percibimos con claridad. A todos nos duele la injusticia. Evitamos el mal.

"No se puede osar" ¡qué bien expresado! No intentar nada que pueda tener sombra de mal; no obrar nada que pueda tener olor a injusticia. La idea es de Kant. Tenía una lucidez fuera de serie: no sólo evitar acercarse al mal. No acercarse a la injusticia. Ni pensar en ella. El que se acerca a la candela, se quema. Esta sí es una norma segura.

No es la casuística del Derecho Canónico, ni una moral retrógrada. Es más todavía: no sólo evitar el pecado, más aún: "ni osar".

Recuerdo una carta de Freud a una clienta, que guardo como oro en paño. Habla del amor de transferencia; habla del peligro de enamorarse del cliente o clienta y dice Freud: "Cortar sin más. No hacer ninguna clase de consideraciones". Es la misma idea: "No osar", "cortar".

Hay una sabiduría de siglos. Como nos acerquemos a lo injusto, seremos injustos. Y que cada uno lo traslade a la materia que desee.

Me parece que debíamos continuar educándonos y educar en esta línea. Nos haríamos un gran bien y lo haríamos a los demás: "es el camino recto".

Esto no basta hacerlo individualmente. Es bueno reflexionar con los demás y entre todos alejarnos de lo injusto, y hacer lo justo, lo que es bueno.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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 (5/11/2005)
VIVIR LA ILUSIÓN DEL FUTURO

No hacer del pasado una hamaca,
sino un trampolín.


El peso de la Historia y de las costumbres.

Nuestras raices tienden a frenarnos. Nos anclamos con frecuencia en el pasado. A veces la añoranza y los recuerdos es lo que preside nuestras vidas.

En este tema pasa lo mismo que con la humildad:
  • Cuanto más humilde somos, más obra la gracia en nosotros.
  • Cuanto más profundos y sólidos son los cimientos, más alto podremos elevar el edificio.
La Historia, los hechos del pasado, las experiencias buenas y malas de nuestros mayores, son una lección permanente; son una fuerza para vivir el presente y lanzarnos a construir el futuro.

Pero siempre con el peligro de la "hamaca". Quedarnos soñando en el pasado; contar una y otra vez las mismas historias y quedarnos ahí: "Ya está el abuelo con las historias de siempre".

Peor aún: querer organizar la vida de hoy como nos señala la vida de ayer. Querer instalarnos en el presente con el modelo usado en el pasado.

Si vivimos de verdad la dinámica y la vida de la historia de la humanidad, ella misma nos debe empujar al futuro. Debe catapultarnos hacia la aventura que tenemos delante.

La Historia es también el retrato de las equivocaciones de los hombres y mujeres, de los pueblos. También en el presente nos podemos equivocar, pero dificilmente se equivocará quien no da un paso hacia adelante.

No caminar por miedo a tropezar es algo ilógico.

Todos necesitamos la valentia de ser personas de nuestro tiempo, y vivir la ilusión del futuro, no sólo para mí, sino para la humanidad que camina conmigo. Mejor: la humanidad con la que yo camino.

¡Claro que la hamaca es más cómoda!

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo primera Reflexión (12/11/2005)
EL LENGUAJE DEL CUERPO

El cuerpo quiere hablar,
tiene también su mensaje.

¿Cómo habla mi cuerpo?

La expresión corporal es una asignatura que se da en algunos centras educativos. Es muy fácil con los niños. Es muy práctica para los adultos, si la realizamos estando relajados.

He vivido algunas experiencias que me han ayudado a vislumbrar la riqueza que tenemos en nuestro propio cuerpo, siempre guiado por la inteligencia.

Recuerdo las clases a futuros maestros, en un local muy sencillo y con pocas condiciones, pero con una profesora excelente y con un grupo de alumnos totalmente entregados a las indicaciones de la monitora. No eran sólo su cara, brazos y sus piernas. Era todo su ser: espíritu y cuerpo hablando, expresando sentimientos. Un auténtico espectáculo, pero sobre todo una verbalización, una exteriorización de la riqueza interior de cada uno de los que estábamos allí. Cada uno a su modo, pero con un mismo efecto: la comunicación, la relación. En una palabra: Salud. Porque cuando hay buena relación hay buena salud: con Dios y con las personas.

También recuerdo en una casa de Ejercicios. Cerca de cien personas dedicadas durante tres días a la expresión corporal: unas veces en medio de los trigales de Castilla, otras en salones de la Casa de Ejercicios o en una cancha de baloncesto. Horas y horas de expresión corporal. A veces en silencio; otras, con música apropiada -muy bien seleccionada-; otras, hablando, expresándose verbalmente. Experiencias que llegaban a cada uno hasta el fondo del alma. Una auténtica purificación.

Todos nosotros hablamos con el cuerpo.

Podemos mejorar más y más esta forma de comunicación. Es algo positivo. Cuerpo y alma deben de ser para los demás un DON, un regalo. Nuestros cuerpos pueden comunicar bondad, salud.

Mi comunicación corporal puede ser lacerante, dañina: herir. Puedo hacer sufrir.

Lo que tenemos que convencernos es que el cuerpo no es enemigo del alma. Es el gran compañero de nuestro peregrinar, y con él hacernos bien y hacer el bien a los demás.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo segunda Reflexión (19/11/2005)
LA AFICIÓN

"El alma que está presa por AFICIÓN a las cosas humanas,
por pequeñas que sean, mientras duran los lazos,
no puede caminar a Dios".
(San Juan de la Cruz)

¡Qué sabiduría! Ya sé yo que una página es muy poca cosa para explicar esto. Hay libros enteros dedicados a la palabra afición = "apego".

He estado un año entero haciendo meditación sólo sobre esta palabra. Todavía volveré a dedicarle muchos días, si Dios quiere.

Confieso que es uno de los mayores bienes que he recibido en mi vida.

"Afición". San Juan de la Cruz es muy claro: cualquier cosa que tenga dependencia de mí o yo dependa de ella, es una afición.
No se trata de cosas malas.

Puede ser una soguilla gruesa, puede ser débil como un hilo. Si estoy atado a ella tengo "afición". Puede ser persona o cosa.
Mientras tenga afición no puedo caminar hacia Dios.

¿Quiere ésto decir? ¿Qué no tengo que amar las cosas? Al contrario. Tengo que amarlas mucho, personas y cosas, pero sin ninguna dependencia, sin ningún apego. Y ahí se da el verdadero amor.

No amo, no quiero las cosas por mí y para mí; por el gusto que me da, por la comodidad, por el placer. No; quiero las cosas y a las personas por ellas mismas, buscando su bien, su felicidad, sin que dejen en mí huella de egoísmo, de propio provecho.

Este es un camino largo, pero merece la pena.

Algunos lo llaman "andar ligeros de equipaje". Libres como los pájaros. Gozando de todo sin depender de nada. Bueno, sí, de Dios.

¡Qué fácil así el tránsito de la vida a la muerte, al más allá!

¿Cuáles son mis apegos? ¿Por qué no hago una lista?

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo tercera Reflexión (26/11/2005)
PANTOMIMA

Era una mamá que solía emborracharse. Una vez, asomada a la ventana, vio cómo su hijita haciendo pantomima imitaba la forma como la mamá llegaba a casa: mareadita. ¡Se quedó sin aliento! No volvió a beber más.

¿Cómo me ven los demás? De repente haríamos sufrir un poco menos si descubriéramos, como la mamá la pantomima, lo que los demás imitan de nosotros. Casi instintivamente las personas imitamos. Los niños más.

Todos necesitamos modelos de identificación. Cuando nos faltan andamos desorientados.

Todos somos bastante conscientes de lo bueno y de lo malo de los demás. Hay personas hábiles para imitar nuestros defectos, los que todos tenemos.

¿Cómo me ven? ¿Cómo me imitan? Es posible que si lo viera, todo ello me hiciera reflexionar.

Por eso: que buena es la corrección fraterna. En la familia, en los grupos, en comunidad, qué bueno sería que en algunas ocasiones, de vez en cuando, nos dijéramos cómo nos vemos unos a otros: cómo te veo y cómo me ves. Saber cómo nos llaman, porque nos ponen motes, ciertamente.

Saber lo que hacemos sufrir a los demás. No para hacernos daño. Para darnos la mano, para ayudarnos. Es la ayuda más hermosa que nos podemos hacer unos a otros.

¿Cómo hacerlo? No es fácil. Debe existir un clima; un momento oportuno. No se trata de un momento de sufrimiento, sino de fraternidad, de libertad.

No debe de haber ni censura ni castigo. Es simplemente expresar con cariño lo que sentimos de los que están cerca de nosotros, para ayudarles a crecer; y que ellos nos ayuden a nosotros.

¿Me atreveré a hacer esta corrección fraterna? Los demás, ¿tienen acceso a mi persona?

¡Qué importante es todo esto!

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo cuarta Reflexión (3/12/2005)

HACER LO CORRECTO

El que sabe lo que es correcto,
debe hacer lo correcto.

El piloto siempre mira el rumbo. El agricultor mira al cielo, está atento al clima. El padre y la madre, en la mayoría de los casos, indica a su hijo lo que es correcto. Todos instintivamente tenemos alguna noción de lo que es correcto. Y esto en todos los campos de la vida humana. Los moralistas hablan que desde que tenemos uso de razón, distinguimos el bien del mal. Hasta los pueblos más primitivos tienen pudor. Tienen normas morales.

Tenemos que empeñarnos en conocer y HACER lo correcto. En la Sagrada Escritura es una idea clara: ata los preceptos a tu mente, a tus brazos, a tu cuerpo. Que estén presentes siempre en tu vida. ¿Por qué? Porque los preceptos son lo correcto: para mí y para toda la sociedad. Hay, pues, que enseñarlos, recordarlos, cumplirlos. Cuando no se conocen o no se recuerdan, difícilmente se cumplen. No es nada complicado.

Lo correcto es que practiques la justicia, que ames a tu prójimo, y seas humilde ante tu Dios.

Más claro, el agua. Cuando no queremos obedecer, tenemos que atenernos a las consecuencias. Ahí está la ley del Talión: "ojo por ojo". Y no es nada bueno que la apliquemos los particulares; es decir, cada uno de nosotros. La aplican los jueces. Que deben dar, ya en este mundo, a cada uno lo suyo.

Jesús lo dice con palabras fáciles de entender: "La medida que uses es la medida que van a usar contigo".

Hacer lo correcto es la primera norma ética. Es el punto de partida. Todos teníamos que sentarnos alguna vez e intentar hacer una lista de las cosas incorrectas que hay en mis actos, en mi vida. Que bien nos venía para nuestra salud y la salud de la sociedad en la que vivimos.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo quinta Reflexión
(2/1/2006)
UN TIRÓN HACIA LO SUPERIOR

Preparando la licenciatura de Teología hicimos un trabajo sobre la perfección. La necesidad de tender todas las criaturas a lo mejor, a lo más noble.

Parece como si fuese una aspiración de la naturaleza, también de la naturaleza humana. Hoy hablamos de calidad de vida, no sólo en lo físico, sino sobre todo en lo espiritual. Pero inclinados por el pecado con facilidad tendemos al mal. Pero, ciertamente en los humanos hay como un deseo innato a lo noble, a lo bueno.

No es una utopía, una ilusión.

Con el tiempo me parece ver con claridad en todos los humanos un tirón a lo superior.

¿Qué significa esto? Que yo puedo hacer un poco mejor las cosas, que puedo amar un poco más, servir un poco mejor y más desinteresadamente. Ser más generoso, quitar un poco de mi presunción. ¿Cuánto?, yo diría: un poquito. "Alguito", dicen en la selva. Mejorar "alguito"...

Eso sí es posible. Y no sólo yo. Animar a los demás.

Santo Tomás dice que cuando se mejora en algo, se mejora en todo. OK.

Nunca empeorar, que es el peligro.

Los pueblos deben tomar conciencia que el ideal es un tirón hacia lo superior. Lo mismo las personas:

  • Todos mejores condiciones de vida
  • Todos mejor salud
  • Todos, en lo posible, más felices
  • Un bienestar que, como el aire, llegue a todos.

Ese tirón es posible. Lo han logrado algunos pueblos. Hay que buscarlo en lo espiritual.

Se necesita el concurso de todos, pero de manera especial, se necesita el concurso de los que gobiernan. Que tengan clara la idea por dónde mejorar "alguito".

¿Podríamos cada año mejorar algo?
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo sexta Reflexión
(15/1/2006)
NO IMITAR A LOS INHUMANOS

No experimentar hacia los hombres inhumanos
algo parecido a lo que éstos experimentan
respecto a los seres humanos.

Hay hombres y mujeres inhumanos: corruptos, tiranos, criminales. Son el peor mal para nuestra sociedad. Se multiplican como hongos. El peligro es su contagio. El mal se contagia.

Hace falta tener la cabeza muy fría, pedir mucho a Dios su gracia, para que sintamos hacia ellos, lo que ellos hacen con nosotros.
Lo hemos vivido a muchos niveles. En la familia: hijos que, por venganza se comportan como sus papás hicieron con ellos; y son infieles en el amor, y son mujeriegos, y se emborrachan. Hacen sufrir a los padres y a la sociedad, haciendo los mismos males que aprendieron. Y esto se sigue dando cada día.

En las comunidades o grupos humanos: superiores, jefes, líderes corruptos, con comportamientos deplorables. Tienen que contemplar como son imitados por sus súbditos.

Esto sería más claro poniendo ejemplos.

No se trata de pasar la película de la negritud. Al contrario. El camino que tenemos que recorrer es otro: No imitar el comportamiento torcido o corrupto de los que nos mandan.

Es más: intentar no experimentar en el corazón esos sentimientos. Es posible. Supone grandeza de ánimo.

No hay otro camino, si creemos en la bondad de Dios, que se nos ha comunicado; si queremos hacer un mundo más habitable.

Hay carrera armamentista ¡¡no la multipliquemos más!!

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo séptima Reflexión
(23/1/2006)
"CONVERSAR"

Una madre con seis hijos. Profesional. "Lo más importante conversar con mis hijos". Cada día de la semana sale de paseo con uno. Hablan, conversan, toman un refresco. Salen todos los problemas. "Es mi principal ocupación".

Conversar, sobre todo con los de cerca. Se me ha roto el alma cuando un joven me decía: "Nunca podré tomar una gaseosa con mi padre". Otro me dice: "Quiero crecer y ser fuerte para pegar a mi padre. Por todo lo que pegó a mi madre".

A principios de este nuevo siglo estamos viendo cómo es posible que hablen los enemigos más encarnizados. Hay acercamiento de grupos enemistados. Cierto que hay odio, pero en algunos aspectos hemos avanzado gracias al diálogo, a la conversación. Se han necesitado muchas horas de conversación y de respeto.

A esto estamos llamados todos. En la familia, en el trabajo, en la vida de los pueblos. Tenemos que conversar mucho. Conversar TODO sin miedo.

En las guerras se habla de establecer "cabezas de puente", es decir, puntos de infiltración, puntos básicos de penetración. Así en nuestras relaciones. Que importante hacerlo con otras religiones. Buscar puntos de contacto, valorar lo que nos une. Tolerar, siempre que sea posible.

Me parece que amplios sectores de nuestro planeta tienen una óptima disposición para hablar y entenderse. Lo tenemos que hacer a nivel personal, familiar, de pequeños grupos. Tenemos que intentar entendernos.

Lo peor es que, paralelamente está creciendo lo que diferencia, lo que separa, "lo mío". Y ahí es donde estamos tropezando.

Si queremos guerra, tendremos guerra.

Qué importante reforzar, insistir en lo "nuestro", en lo que une. Y más cristiano: olvidarme de mí para que crezca el otro.

Personalmente es lo que deseo: paz y entendimiento, aunque pierda yo por el bien del otro.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésima octava Reflexión
(28/1/2006)
SENCILLEZ - POBREZA

"Para vivir se necesitan muy pocas cosas

y estas poquitas cosas,
se necesitan poco"

(San Francisco de Asís)

Lo superfluo acaba haciéndose imprescindible.

Pocas veces he visitado las grandes superficies comerciales. Los famosos "hiper". Se puede perder uno en ellos. Vas a comprar una cosa y sales con una docena.

Siempre tengo la misma sensación. Entro, me muevo por allí, salgo. Siempre digo lo mismo: "Gracias a Dios no necesito nada de lo que hay aquí".

Comprendo la idea de San Francisco: ¡Qué pocas cosas necesitamos para vivir! Pero la realidad es bien distinta: estamos enfilados al consumo. Toda la publicidad es para que compremos, para que gastemos, lo que tenemos y lo que no tenemos. Sociedad de mercado.

Evidentemente, si todos los ciudadanos compramos un poco menos, ¡cataplún! esta sociedad se va al trasto. Todo está montado para que los índices crezcan.

No importa si crece la persona como persona: si crece la felicidad. No, no, que los coches crezcan el 3% de ventas. Más producción, más consumo. Menos horas de trabajo, menos costes. Y más beneficios.

Luego no sabemos qué hacer con la basura. Las casas están llenas de cacharros que no sirven para nada. Pregunto a una persona querida, cercana, que tiene una nave llena de trastos, todos inservibles: "¿Para qué quieres ésto?" ¡¡Tiene mucho valor!! (????) No sé, no sé. A mí me parece que no sirven para nada; la mayoría de las cosas: sirvieron...

Me decía un hombre de la selva que tenía una lata llena de oro. Lo había ido sacando poco a poco del río: "Cambié la lata de oro por 12 botellas de cerveza". Eran más de 10 kg. de oro. Una fortuna. Pero allí, casi en una isla, con el calor, el oro es tomar una botella de cerveza.

"¿Y qué aprovecha al hombre el mundo entero ....?"
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Quincuagésimo Nona Reflexión
(4/2/2006)
YO SÉ PERDER

Perder hasta el final. Es el único modo de empezar a ganar.

La inmensa mayoría de los seres humanos estamos llamados a ser personas ignoradas; suelo decir que no estamos llamados a la Primera División. La mayoría somos de Segunda o Tercera. Cuando éramos estudiantes decíamos que éramos "rurales", es decir: peones, carnaza para la guerra y para el trabajo. Así es.

Hay una selección natural, lo explica la psicología y la sociología; y hay otra selección manipulada: los que trepan, los que se instalan en el poder: bien por sus conocimientos, bien por la fuerza, bien por el dinero.

Aceptar este hecho es dejar entrar en nuestras vidas un aire liberador.

Saber perder, saber estar en la oscuridad, "no salir en la foto", no estar en las páginas de los periódicos. Todos sabemos que hay personas que pagan por salir en las páginas de las revistas. Personas que "crean" revistas para hablar de sus "obras". Personas que no permiten nunca perder.

Nos importa, y mucho, lo que dice el Evangelio: que los últimos serán los primeros. Pero lo cierto que es muchos quieren ser los primeros ¡YA!

Vale. Los demás: saber perder.

La comedia de este mundo acaba pronto. Pero hay algo más. Tengo perfectamente claro que los peones, "los sin nombre", son los grandes protagonistas del mundo. Personas silenciosas, sin ruido, pero como el corazón -siempre escondido- (monjas de clausura, ¿verdad?), pero son los que dan, los que dan calor al mundo. Son los que manifiestan la gloria de Dios. Son esas piedras vivas que participan en la construcción del mundo.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésima Reflexión (11/2/2006)
AMAR A NUESTRO MUNDO

Cuando amamos de verdad a una persona, amamos también su mundo, todo lo que la rodea: amas su tierra y te sientes a gusto como en tus raíces; amas sus gustos; amas a las personas que están en su entorno: si es mujer amas a su esposo, a sus hijos...

Doy gracias a Dios por haber vivido esta experiencia.

Así amamos Andalucía, su tierra, su música, sus gentes, sus vinos, su alegría. ¡El Rocío!

Así amamos la cuenca Minera. Valles sucios, llenos del polvo del carbón -cada vez menos-, pero con gentes buenísimas, entrañables, a las que quiere uno como si fuera su propia carne.

El Puerto del Musel, Gijón. Durante diez años compartí las penas y las alegrías con los obreros de sus astilleros. Cuántas personas queridas, familias, costumbres. La gaita, la sidra, la generosidad que corre por sus venas.

No ves defectos.

No ves más que cosas buenas. El amor todo lo hace más noble.

Y la selva peruana, y los barrios llenos de arenales de la inmensa Lima. Años de dicha y bendición. Querer y sentirse querido.

Extraño en tierra extranjera, me he sentido como en mi propia casa. Lo veo no sólo en mí, sino en muchos hermanos, compañeros. ¡Qué alegría ver esa realidad de querer a fondo perdido!

Y no sólo son palabras, gestos. No, el amor abarca todo el mundo de la persona. Abarca nuestro ancho mundo por el que podemos interceder: es el Cuerpo Místico de Cristo.

Cuando amas de verdad, amas el mundo de la persona amada. Es una consecuencia normal.

Lo cual no quiete para que puedas realizar una corrección fraterna. Qué bien se hacen los amigos, los que se aman cuando se ayudan a corregir sus defectos; cuando se ayudan a quitar las sombras que van apareciendo en nuestras vidas.

Al final los examinarán del amor.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo primera Reflexión (18/2/2006)
LA SONRISA

La sonrisa es la distancia
mas corta entre dos personas.
"Servid a Dios con júbilo" (Ps. 99)

El gozo es un don del Espíritu Santo. Sonreír es Don y tarea.
Don, porque nos tiene que ayudar Dios. Tarea, porque es mucho lo que podemos hacer cada uno de nosotros.

La risa, la sonrisa nos da salud: "Corazón alegre hace buen cuerpo", dice el libro de los Proverbios, 17, 22.

La sonrisa nos acerca a la gente. Es como llenar el granero de fruto. Se ha dicho que la mejor manera de acercarse al prójimo es el buen humor; sí, el buen humor, con el que también alejamos al demonio.

Un santo triste es un triste santo. Cuántas veces nos lo han recordado cuando hacíamos el noviciado: tiempo de prueba. Allí tuvimos la experiencia de reír cada día. No había nada que molestará más al Maestro de Novicios que las "caras largas".
Una cara larga, separa, espanta. Lo contrario de la sonrisa.

- Sonríe, cuanto más a menudo, mejor. Es posible realizar esta transformación. Cada mañana podemos mirar al espejo con una sonrisa o con la cara larga.

-- Piensa cosas bellas, cosas bonitas. Las cosas grandes del mundo son fruto de pensamientos agradables. Así es el arte, la belleza, que es la bondad plasmada en la pintura, música, danza...

-- Habla de la alegría. Cuanto más hables de ella, algo más se te irá pegando. Mira el lado bueno de las cosas, que lo tiene. Mirar lo positivo en ti y en los demás; en este mundo que nos rodea. Es cuestión de que te lo propongas.

-- Ríete de las pequeñas molestias, que las tendremos siempre. Sobre todo la molestia de servir: servir con alegría. Todo ello cuesta, pero produce mucho fruto.

"Estad siempre alegres". Experimenta el gozo de vivir.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo segunda Reflexión
(25/2/2006)
EL TRABAJO

Ser serio en el trabajo es bueno,
pero ser solemne no ayuda nada.

El trabajo para algunos es una carga pesada; para otros, una feliz realización personal. Para muchos, hoy millones en el mundo, una utopía.

¡Qué difícil resulta encontrar trabajo! Cada día vivimos la experiencia de personas que se acercan pidiendo trabajo, el que sea.
Hay zonas en las que el desempleo es la peor plaga.

Sea como sea mi situación, es bueno reflexionar. Porque es importante hacer bien el trabajo. Intentar que sea un bien para la persona y para la sociedad.

El trabajo bien hecho es fuente de beneficios.

La relación humana en el mismo debe ser seria pero cordial. En el contacto diario trabajando surge la amistad; también, a veces, crece el odio. Recuerdo a compañeros que, cada día, cuando dejaban la ropa de trabajo, empezaban a ser otras personas. No conocían a nadie. Sonar la sirena era señal de libertad.

Hay muchas relaciones laborales odiosas. Trabajan juntos, pero no hay relación humana.

Se atiende en una ventanilla o en un despacho, pero igual podía hacerlo un robot. ¡Instalados en el trabajo solemnemente, como dueños y señores de la situación! Tristemente, a veces, se da en la consulta médica o jurídica...

¡Qué inhumana se ha vuelto la ciudad! ¡Qué inhumano el aparato oficial! A veces hasta las mismas instituciones de caridad

Después de muchos años trabajando en la selva nos hemos acercado a organizaciones cuya finalidad es trabajar en favor de los pobres. Hemos llamado a sus puertas. Oficinas magníficamente equipadas, ordenadores, pantallas, teléfonos... ¡Podían ser máquinas tragaperras! No había una sonrisa, sólo la solemnidad del que está en el poder.

Trabajar como un servicio, ¡qué difícil!

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo tercera Reflexión (4/3/2006)
LLEVAR LA BUENA DICHA

"En esta generación tendremos que arrepentirnos más
del pasmoso silencio de las gentes buenas que de
las malas acciones de los perversos ".
(Teresa de Calcuta. Lo tomó de Lutero King).

Es la mayoría silenciosa.

¿Dónde están los profetas? Cuando empezamos un nuevo siglo, con este aluvión de sectas, brujos, curanderos; con tanta burla de la religión; en esta confusión de lenguas y creencias, ¿dónde están los profetas?

Un pasmoso silencio, y me pregunto, ¿qué espera de nosotros el pueblo de Dios? ¿qué palabra nos pide, para que la hagamos oír a los cuatro vientos?

Leo revistas de todas las tendencias; estamos atentos a los movimientos de las grandes religiones, especialmente los de la Iglesia Católica. ¿Qué decimos? ¿Qué denunciamos? Casi nada. Pasmoso silencio. Parece como si los discípulos de Jesús tuviéramos miedo a equivocarnos.

Si hay que estar con los pobres, manos a la obra. Dejar seguridades, dejar la rentabilidad material.

Hay cosas que deben de morir.

Debemos estar junto a los parados del mundo, junto a los emigrantes. Luchar contra la xenofobia. Estar en las fronteras de hoy.
Ayudar a que los laicos estén más presentes en todos los aspectos de la vida social y religiosa. La fuerza de la mujer hoy en el mundo. Luchar contra el capitalismo feroz, contra la contaminación ambiental del planeta; luchar contra toda clase de violencia. Estas son prioridades que a todos nos deben de interpelar.

En las cárceles, en los hospitales, en los suburbios de las grandes ciudades tenemos que correr el riesgo de la fe. Ser novedad para estas gentes.

En cada radio, en las televisiones, en cada lugar donde haya herida o pus, allí llevar la Buena Dicha, la Buena Noticia.

Estas son prioridades. Si tenemos dinero deberíamos emplearlo en estas tareas. Pero no es el dinero lo más importante. Lo importante son personas llenas del Espíritu de Dios.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo cuarta Reflexión
(11/3/2006)
HUMANISMO


La noción de medida,
el uso sosegado del tiempo,
el trato humano,
son cosas que no pueden
cambiarse por la tecnología.
Hay que conservarlas.


Necesitamos una cruzada de humanismo: sensibilidad para estar al lado del hombre, especialmente del aquel que necesita de mí.

Humanismo es lo contrario a las rejas, a las puertas cerradas; es lo contrario al automatismo.

Son manos que se juntan, es una puerta abierta, una sonrisa.

Humanismo es belleza, arte, bondad, verdad. "Nada de lo humano me es ajeno". Es decir: estoy cerca, quiero estar cerca de todo lo que ayude a crecer la dignidad humana en los otros, así crece también la mía. Sí, en la medida que crece el otro, crezco yo también.

Esto se aprende en la familia; se mama en la primera leche. Debería ser asignatura fundamental en la Escuela.

Parece que no es así. Necesitamos una cruzada de humanismo. Tenemos que ser muchos los que nos empeñemos por hacer humana la ciudad, los pueblos; hacer humano el trabajo; hacer humana la religión. ¿Qué digo? Sí, hacer humana la religión.

Porque la relación con Dios es desde mí, y desde ti: gente con carne humana. "¿Acaso no son hombres?". Es el grito de denuncia en la conquista en favor de los indios.

¿Acaso no somos personas? Sí, de carne y hueso. Desde esta humanidad débil nace nuestra relación con Dios y con los demás.

La gracia no destruye: ennoblece y perfecciona nuestra naturaleza. Cuanto más humanos somos más nos acercamos al plan de Dios sobre los hombres y mujeres del mundo.

Alguna vez en la puerta de la Iglesia me han dicho: "Es que ustedes no son hombres". También me han dicho: "Tengan corazón".

Es decir, sentir con el pueblo, con el clamor de muchas personas; y en ese sentir: amar, todo lo que pueda nuestra pobre condición. Hay muchos que lo necesitan.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo quinta Reflexión (18/3/2006)
NO CORRAS

No corras,
a dónde tienes que ir
es a ti mismo.
(Juan Ramón Jiménez)

Sor Isabel de la Trinidad, ya beata, decía "para traer sosiego a los demás".

"Era muy joven y tuve la suerte de conocer a una mujer entusiasmada por Cristo. Solía agarrarnos por la solapa de la chaqueta: "¿Dónde vas? Por qué no te decides a amar a Cristo?".

Cada vez me aturde más la ciudad. La locura de la velocidad, el ruido. Entonces pienso: "no corras", "tranquilo". Donde hay que ir es a nosotros mismos.

Ya lo sabéis: somos un microcosmos, un pequeño mundo. Dentro de nosotros está el Amor, está Dios. Viene a habitar en mí !!

"Si alguno me ama, yo le amaré. Vendremos a él y allí haremos nuestra morada".

Hay muchas técnicas para sosegarnos. La primera es detenernos físicamente, no movernos tanto.

Nos cuesta mucho enfrentarnos con nuestro propio yo: ¿quién soy? ¿a dónde voy? ¿cómo son mis relaciones con los demás?

Para esto se necesitan momentos de silencio. La mayoría de las gentes que viven en la selva son pacíficas, pacientes. Quizás demasiado tranquilos. Cuando me veían inquieto me decían: "no empujes al río, padrecito". El río avanza así no más. Con la fuerza no haces crecer la naturaleza ni un milímetro. Entra en tu interior, ten paz. Tendremos armonía.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo sexta Reflexión (25/3/2006)
HAY QUE SER BUENOS

"Lo más importante del mundo
es la bondad".

Hay que ser buenos.

Luego la belleza, que también es buena.

Y la inteligencia. Pero la inteligencia puede ser diabólica.

Parece como si cada día, en cada acontecimiento, estuviera escuchando: "Sé bueno, hijo mío". Lo dice la mamá a su hijo. Lo dice Dios a cada uno de nosotros.

Ser bueno, lo único importante. Crecer en bondad. "Porque has sido bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor".

Recordad la parábola de los talentos. Se nos ha dado la bondad para que crezca, para que difundiéndola nos ilumine más y más: "Ha sido derramada la misericordia de Dios en nuestros corazones".

La bondad de la que estamos hablando es un DON de Dios. Podemos pedirla, buscarla. No es fácil de conseguir. Es como el pan: un bien cercano, posible a toda criatura, pero hay que merecerlo. Hay que hacerlo con sacrificio.

El sacrificio es el crisol donde se purifica el oro y los metales. El sacrificio nos hace bondadosos.

Ser bueno es una tarea. Hay que proponérselo.

Hay personas que se dedican a promover el mal, a corromper.

La bondad es una virtud y hay que hacer muchos actos bondadosos para que esa bondad crezca en nuestra vida. Y cada vez gozaremos más y será más bueno el mundo.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo séptima Reflexión (1/4/2006)
LA VIOLENCIA

La violencia es siempre violación.
Es la fuerza aplicada a destruir.

Destruye el orden humano; destruye la norma, el derecho, la intimidad.

Siempre tenemos que meditar sobre la violencia: mis violencias, mis tempestades.

La violencia la tenemos dentro. Las personas somos, a veces, como una olla hirviendo. Estamos en ebullición, a punto de estallar.

La sociedad y nosotros mismos estamos llenos de cargas positivas y negativas que chocan, y van creando situaciones conflictivas. La violencia está en el corazón del hombre.

Otras veces son las palabras. Palabras agresivas, hirientes. Dardos que clavamos en nuestros prójimos. Es la violencia verbal.

Ya estamos, pues, a un paso de la violencia física, brutal. La vida está llena de escenas que nos hacen tomar conciencia de esta situación.

En este momento que escribo está ardiendo una casa de seis pisos. Era una residencia de ancianos emigrantes. Sucede en Alemania. ¿Quién ha sido? ¿Por qué? Hablan de cabezas rapadas; hablan de xenofobia.

No es un hecho aislado. Está más extendido de lo que podemos imaginar.

En un abrir y cerrar de ojos caen por tierra normas, derechos y los mejores deseos de la gente de paz.

Todo ese mundo violento, llama a más violencia.

Tengo que empezar por mí. No debo ser violento. Con mi serenidad y oración aflojar la tensión mía y del mundo. Lo pienso siempre: la violencia es como un globo de goma que se rompe una y otra vez. Yo debo intentar aflojar el globo, desinflarlo, quitar hierro, quitar tensión.

Ese es el papel de cada uno de nosotros. Y orar por los violentos.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimoctava Reflexión (8/4/2006)
"SEMILLAS DE BONDAD"

Es la gran realidad de la Eucaristía.

Una idea que debemos repetir y profundizar, con la ayuda de Dios, que no nos va a faltar.

Dios se da cada día como semilla; la tierra es cada uno de nosotros, y debemos trabajar para que esa tierra sea buena.

Ojalá sea tierra preparada, fecunda. Esa semilla que es la bondad de Dios tiene que crecer en mí. Debe ser una ayuda para cada día, para cada momento de mi existencia. Es una gracia actual.

Al acoger la Palabra, al acoger la Eucaristía, está viniendo no sólo a mi vida, sino al lugar donde vivo y trabajo; está viniendo a los que me acompañan, a los que amo.

Es la semilla que fecunda el mundo. Viene a mi corazón, pero viene también al corazón del mundo.

En la Eucaristía sentimos como si nos estuviéramos dando la mano. No es una metáfora. Creo que es así. La tecnología está permitiendo una fácil comunicación. Hay pistas informáticas que nos comunican con el mundo entero. Dios es más comunicable.

Está en mí y en el mundo, y está de una forma íntima y actual.

Lo importante de la semilla es que tenga acogida. Que sea buena la tierra.

Hay algo más: tengo que cuidarla. La semilla no suele caer en una tierra virgen, en una tierra que está siempre en plenitud. Cae en una tierra con espinos, con basura. Es mi tierra, soy yo con mis imperfecciones.

Esta es la tarea: ir eliminando esas deficiencias. Es posible. Los motores se ajustan; los instrumentos se afinan hasta que están a punto, óptimos. También nosotros podemos ponernos a punto, para que la semilla esté en condiciones de crecer.

Y Dios dará el incremento. Porque "¿Quién puede añadir un centímetro a su estatura?"

Tú, Señor, eres el que hace crecer.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Sexagésimo octava Reflexión (22/4/2006)
HUMANIDAD Y TÉCNICA

Somos expertos tecnólogos,
pero analfabetos humanos.

Sintonizo con los que tienen preocupación por la falta de Humanidades en los estudios de los jóvenes.

Durante años he tenido, la suerte de trabajar en la formación de futuros profesores: profesores de y para la selva.

Lo que más me ha preocupado ha sido formar personas; que tengan humanidad, que aprecien por encima de todo la dignidad humana de los niños. Amén esa dignidad, la sirvan. Que sean promotores de libertad de las personas desde su niñez.

Me ha preocupado sobremanera la música, la danza, el ejercicio físico, el arte, la historia. Luego vendrán las ciencias, las distintas lenguas que se deben aprender, y SIEMPRE LA PALABRA, sobre todo, las PALABRAS DE JESÚS: modelo único de maestro y de vida.

Pasa por mi mente la preocupación de los pedagogos de todos los tiempos, desde la Grecia antigua, desde el lejano Oriente hasta nuestros días, y veo en todos los tiempos esa idea de DAR LA MANO a los niños, a los jóvenes, para que crezcan, sobre todo el libertad y responsabilidad, para que sean participantes del ser y de del desarrollo de nuestro mundo.

La idea que el alumno CREZCA, y el maestro o pedagogo MENGUE, está en toda la pedagogía.

La sabiduría de todos los tiempos ha sido sinónimo de humildad: el que enseña, el que da vida, está llamado a dar humanidad. Y es nuestra mayor dicha.

La Iglesia es experta en humanidad. Y es verdad, una gran verdad.. No sólo por su misión: estar cerca del hombre y de la mujer; su misión esa salvar y redimir con la gracia de Cristo, todo lo humano.

También es experta en humanidad la anciana de 90 años escondida en la selva; o el curandero Manuel, entrañable hermano, cercano de todo el que sufre.

El peligro de la técnica es alejarse del hombre, o que el hombre termine siendo un número.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Septuagésima Reflexión (20/5/2006)
FUEGO SAGRADO

El fuego sagrado se enciende SOLO
cuando el profeta lleva largo rato REZANDO en la montaña

En la selva he presenciado la paciencia para hacer "candela", fuego, frotando con dos palos. No sé el tiempo que pasó. Hacía falta fuego. Frotando y frotando dos palos tuvimos candela. No importa el tiempo.

Esta idea sería suficiente para meditar toda una vida.

A veces nos quejamos de Dios. Decimos que no nos escucha. Desearíamos gracias extraordinarias. Milagros.

"Hasta ahora no habéis pedido nada con fe" "Si tuvierais fe!!"

SÓLO pasando largos ratos. ¿Cuántos? No lo sé. De repente toda la vida. Lo importante es que un día se encienda el fuego sagrado. Se encenderá, si perseveramos.

Para eso sólo me pide que persevere en la oración: un día y otro. El tiempo que haga falta.

Cuando pienso esta idea, cuando escribo estas líneas siento como una luz que me ayuda a comprender a tantas personas a través de la historia, que han vivido la experiencia de Dios. Han participado del fuego sagrado. Participan hoy. Yo los he conocido.

Y sigo frotando los palos, seguir todos los dias poniéndose de rodillas adorando a nuestro Dios, por si un día quiere hacernos partícipes de ese fuego sagrado: su amor.

En mis limitaciones, estas páginas, todas estas "Buenas Dichas", son auténticas "DICHAS" que siento, intento vivir, y doy gracias a Dios por ello.

Perseveremos frotando los palos, con paciencia. Un día se hará la luz. Y esta luz no tiene precio.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Septuagésimo primera Reflexión (3/6/2006)
LOS VIOLENTOS

La estructura de una sociedad libre y democrática
no puede sostenerse cuando los violentos
tienen más derechos,
oportunidades y ventajas que los pacíficos.

Esto es algo que debe de estar muy claro en la mente de la gente sensata.

Violentos o "listillos": Avanzados, modernos, "progres". También en la vida religiosa, tristemente.

Podríamos ir recorriendo cada uno de los grupos sociales que nos rodean. Examinar un poco nuestra sociedad llamada libre y democrática: colegios profesionales, asociaciones de vecinos, padres de familia, centros educativos, empresas privadas o publicas, grupos religiosos.... Con sus reuniones, congresos, comidas de trabajo, capítulos...

Conozco personas que siempre manipularon los votos. Con alguno hemos hablado con toda claridad. Se cometen grandes injusticias, que a muy corto plazo son el mayor daño que puede tener el bien común.

En algunas organizaciones hay quienes se sienten vocacionados a mandar eternamente. Siempre manipularán: están en el mando y quieren seguir estando a toda costa.

Entiendo por violentos a los violentos de verdad: los agresivos, los que hacen daño fisco y psíquico. Emplean la fuerza para hacer su voluntad. Se sienten carismáticos. Siempre tienen ventajas, privilegios. También llegan a tener dinero.

Junto a ellos, en este pueblo nuestro, están los pacíficos. Nunca mandaron, nunca participaron en eventos solemnes; nunca nadie les preguntó.

Por eso muchos grupos sociales están en bancarrota: No hay vocaciones, va faltando la vida. Han dejado de contar con las bases, con el pueblo santo de Dios.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Septuagésimo segunda Reflexión (13/10/2006)
REMANDO JUNTOS

"Si las hormigas se ponen de acuerdo,
levantan a un elefante".
¡Qué difícil trabajar en equipo!

¡Qué difícil la comunidad familiar, vecinal, religiosa, profesional, y hasta en un equipo de fútbol! Y se habla de equipo, pero con unas diferencias, enfrentamientos, sueldos... que crean abismos entre las personas y los grupos sociales.

Es experiencia de todos los días.

El grupo, el equipo tiene que tener un ideal, un fin. Tiene que tener a alguien que los aglutine, que tire de los demás; que vaya delante, detrás, omnipresente. Sobre todo omnipresencia con la humildad y el servicio.

Pienso en tantos grupos: para el bien y para el mal:
  • se ponen de acuerdo,
  • ven claros los objetivos,
  • trabajan por ellos
TODOS REMAN EN UNA DIRECCIÓN

Presencio como los "Evangélicos" peinan todos los días un mismo barrio, las mismas casas, las mismas personas. Para llevar una idea. "Alguito" consiguen.

Presencio la propaganda machacona en la TV, en los medios de comunicación de algunas ideas; la violencia, el alcohol. Lo que hay que consumir... sin lo cual lo se puede vivir? Pero hace efecto, porque come el coco, sin que nos demos cuenta.

Y pienso en nosotros, ¿nos pondremos de acuerdo?

Me hablan de una comunidad religiosa, siete sacerdotes, que sólo se juntan para comer al mediodía. No rezan juntos nunca, no evalúan, no supervisan sus trabajos. Cada uno a lo suyo. Qué podemos mover así?

La ciudad secularizada, los pueblos paganizados necesitan el entusiasmo y la fuerza de equipos llenos del Espíritu Santo. Moveríamos montañas.

Eso, como las hormigas. Con el Espíritu Santo, más, pero remando juntos y en la misma dirección.

P. Guillermo Santomé
Dominico
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Derechos de autor según normas de Internet:

Los textos de esta página son exclusivos y originales de La Capilla de Oración Católica, por expreso deseo del Padre Guillermo Santomé, autor de estas reflexiones. Para reproducirlos o utilizarlos, póngase en contacto por em@il

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ADVIENTO
Reflexiones para el tiempo de Adviento y Navidad
Por el P.Guillermo Santomé O.P.
1ª SEMANA
2ª SEMANA
3ª SEMANA
ES NAVIDAD

PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO
Adviento


Adviento, venida, es la espera de la primera venida: el nacimiento histórico de Jesús.

Es la 2ª venida: la que hace cada día en la Eucaristía, en la oración, si nos acercamos a Él. Y la 3ª: al fin de los tiempos. Para muchas personas está siendo ya, cuando nos llama a terminar nuestra peregrinación. Se habla también de una venida universal: este mundo se acabará.

Pero aquí hay una idea que debe ser reflexionada: no es que nosotros estemos esperando; es Él quien nos espera. Este tiempo nos está indicando que Dios nos está esperando con su amor. ¿Cómo acercarnos a Él? Pues sólo hay dos formas, que van unidas: con nuestra limitaciones y con humildad. Esta es la idea que vamos a intentar expresar hoy y mañana.

Exteriormente es muy bonito poner en cada casa la corona de adviento: es una corona hecha de hojas de laurel o de otro árbol. Deben de colaborar los niños: cada día de la primera semana se enciende por la noche en cada casa una vela y se reza algo. La 2ª semana dos velas; la 3ª 3 y la 4ª pues 4.

Velas que se encienden. Es bonito que sean de colores distintos. Y es bueno tenerla cerca de la ventana para que sea vea desde fuera. En muchos lugares de América y de otros sitios, esto está en casi todas las casas por la noche.
Un abrazo.
P. Guillermo Santomé
Dominico

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SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO
Adviento

LA 2ª VELA DE LA CORONA DE ADVIENTO SE LLAMA CONVERSIÓN: ALLANAR LOS CAMINOS, CURAR LAS HERIDAS.

¿Quién no tiene heridas? ¿Quién no tiene algo torcido en su vida? Todos tenemos algo.
Este es buen tiempo para reflexionar en lo torcido, en lo tortuoso de mi vida. Ya sabemos que hay muchas cosas torcidas y tortuosas en la sociedad, pero lo importante es lo que puedo hacer yo aquí y AHORA.

Y aquí y ahora 1º: debo de tomar conciencia de mis heridas, de mis errores, de lo que hago mal en una palabra: conmigo y con los demás. Si no me doy cuenta es muy difícil que empiece el camino de la conversión que nos anuncia Juan el Bautista.

Y lo 2º: que QUIERA hacer algo por mejorar.

Las dos cosas están en mi mano. Este es tiempo aceptable, tiempo de gracia. Algo podemos hacer cada uno de nosotros por hacer posible la venida de Dios a mi corazón y al mundo en el que vivo.
P. Guillermo Santomé
Dominico

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TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
Adviento

En este Tercer Domingo de Adviento hay muchas ideas importantes. Cada uno deberíamos -con el Evangelio en la mano- irlas desmenuzando. Hay cosas muy buenas y bellas en este "bendito Domingo".

La Corona de Adviento enciende su llama con la idea de ser Luz para nuestro mundo. Esta luz se llama TESTIMONIO.

Se nos habla de un testimonio claro y positivo: la alegría: "¡Estad siempre alegres!" Es un imperativo.

Estar alegres ante Dios, con Dios, con la fuerza de Dios. Estar alegres con el gozo interior: el Señor está con nosotros. Y eso será gozo y testimonio para nuestro mundo.

"Estad alegres" porque el Señor nos ha ungido para llevar la BUENA NOTICIA a los que sufren, a los desgarrados...

Nosotros tenemos que ser testigos de la LIBERTAD DE DIOS.
P.Guillermo Santomé
Dominico

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ES NAVIDAD

Adviento

Felicitaciones

María llena de gozo canta el Magnificat: "Mi alma glorifica al Señor". Ella sabía perfectamente lo que significaba, lo que significó y sigue significando el nacimiento de Jesús. Y esto es lo importante, por encima de toda la parafernalia que nos rodea: regalos, fiestas, comilonas, etc.

Lo que significa la Navidad para nosotros los cristianos es una verdadera revolución: derribó a los poderosos y exaltó a los humildes; a los hambrientos los colmó de bienes. Y todo ello está pendiente hoy.

Es una auténtica revolución a tres bandas: en el corazón, en lo económico y en lo político.

En el corazón porque se nos pide ser limpios, transparentes, coherentes: Dios nace en nosotros, en nuestros corazones, y tiene que seguir naciendo y creciendo.

En lo económico, porque tenemos que compartir y hacer que nuestro mundo sea más justo. Es demasiada la desigualdad entre los hombres. ¿Cómo puedo comulgar con Dios si no comulgo con el dolor y la miseria de tantos hermanos nuestros?

Y en lo político, porque tiene que nacer una conciencia de que hacer política es servir, es trabajar por el bien común de nuestro pueblo. No es insultarse, no es hacer su voluntad, no es dividir, romper. Es tender puentes entre los hombres. Es darse la mano. Es amarnos como Dios nos amó: naciendo y muriendo por nosotros.

Que esta Madre buena, que fue ejemplo de Corazón limpio, de compasión y de amor a todos, que lo sigue siendo, que Ella es nuestra Madre de Misericordia, nos ayude a que la Navidad no sea una farsa, sino una auténtica lección de vida cristiana, llevada a la vida de cada día.

P. Guillermo Santomé
Dominico

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