También recuerdo en una casa de Ejercicios. Cerca de cien
personas dedicadas durante tres días a la expresión
corporal: unas veces en medio de los trigales de Castilla, otras en
salones de la Casa de Ejercicios o en una cancha de baloncesto. Horas y
horas de expresión corporal. A veces en silencio; otras, con
música apropiada -muy bien seleccionada-; otras, hablando,
expresándose verbalmente. Experiencias que llegaban a cada uno
hasta el fondo del alma. Una auténtica purificación.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Quincuagésimo cuarta Reflexión (3/12/2005)
HACER LO CORRECTO
El que sabe lo que es correcto,
debe hacer lo correcto.
El piloto siempre mira el rumbo. El agricultor mira al cielo,
está atento al clima. El padre y la madre, en la mayoría
de los casos, indica a su hijo lo que es correcto. Todos
instintivamente tenemos alguna noción de lo que es correcto. Y
esto en todos los campos de la vida humana. Los moralistas hablan que
desde que tenemos uso de razón, distinguimos el bien del mal.
Hasta los pueblos más primitivos tienen pudor. Tienen normas
morales.
Tenemos que empeñarnos en conocer y HACER lo correcto. En la
Sagrada Escritura es una idea clara: ata los preceptos a tu mente, a
tus brazos, a tu cuerpo. Que estén presentes siempre en tu vida.
¿Por qué? Porque los preceptos son lo correcto: para
mí y para toda la sociedad. Hay, pues, que enseñarlos,
recordarlos, cumplirlos. Cuando no se conocen o no se recuerdan,
difícilmente se cumplen. No es nada complicado.
Lo correcto es que practiques la justicia, que ames a tu
prójimo, y seas humilde ante tu Dios.
Más claro, el agua. Cuando no queremos obedecer, tenemos que
atenernos a las consecuencias. Ahí está la ley del
Talión: "ojo por ojo". Y no es nada bueno que la apliquemos los
particulares; es decir, cada uno de nosotros. La aplican los jueces.
Que deben dar, ya en este mundo, a cada uno lo suyo.
Jesús lo dice con palabras fáciles de entender: "La
medida que uses es la medida que van a usar contigo".
Hacer lo correcto es la primera norma ética. Es el punto de
partida. Todos teníamos que sentarnos alguna vez e intentar
hacer una lista de las cosas incorrectas que hay en mis actos, en mi
vida. Que bien nos venía para nuestra salud y la salud de la
sociedad en la que vivimos.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Quincuagésimo quinta Reflexión (2/1/2006)
UN TIRÓN HACIA LO SUPERIOR
Preparando la licenciatura de
Teología hicimos un trabajo sobre la perfección. La
necesidad de tender todas las criaturas a lo mejor, a lo más
noble.
Parece como si fuese una
aspiración de la naturaleza, también de la naturaleza
humana. Hoy hablamos de calidad de vida, no sólo en lo
físico, sino sobre todo en lo espiritual. Pero inclinados por el
pecado con facilidad tendemos al mal. Pero, ciertamente en los humanos
hay como un deseo innato a lo noble, a lo bueno.
No es una utopía, una ilusión.
Con el tiempo me parece ver con claridad
en todos los humanos un tirón a lo superior.
¿Qué significa esto? Que yo puedo hacer un poco mejor las
cosas, que puedo amar un poco más, servir un poco mejor y
más desinteresadamente. Ser más generoso, quitar un poco
de mi presunción. ¿Cuánto?, yo diría: un
poquito. "Alguito", dicen en la selva. Mejorar "alguito"...
Eso sí es posible. Y no sólo yo. Animar a los
demás.
Santo Tomás dice que cuando se mejora en algo, se mejora en
todo. OK.
Nunca empeorar, que es el peligro.
Los pueblos deben tomar conciencia que el ideal es un tirón
hacia lo superior. Lo mismo las personas:
- Todos mejores condiciones de vida
- Todos mejor salud
- Todos, en lo posible, más felices
- Un bienestar que, como el aire, llegue a todos.
Ese tirón es posible. Lo han logrado algunos pueblos. Hay que
buscarlo en lo espiritual.
Se necesita el concurso de todos, pero
de manera especial, se necesita el concurso de los que gobiernan. Que
tengan clara la idea por dónde mejorar "alguito".
¿Podríamos cada año mejorar algo?
P. Guillermo Santomé
Dominico
Quincuagésimo sexta Reflexión (15/1/2006)
NO IMITAR A LOS INHUMANOS
No experimentar hacia los hombres inhumanos
algo parecido a lo que éstos experimentan
respecto a los seres humanos.
Hay hombres y mujeres inhumanos:
corruptos, tiranos, criminales. Son el peor mal para nuestra sociedad.
Se multiplican como hongos. El peligro es su contagio. El mal se
contagia.
Hace falta tener la cabeza muy fría, pedir mucho a Dios su
gracia, para que sintamos hacia ellos, lo que ellos hacen con nosotros.
Lo hemos vivido a muchos niveles. En la
familia: hijos que, por venganza se comportan como sus papás
hicieron con ellos; y son infieles en el amor, y son mujeriegos, y se
emborrachan. Hacen sufrir a los padres y a la sociedad, haciendo los
mismos males que aprendieron. Y esto se sigue dando cada día.
En las comunidades o grupos humanos:
superiores, jefes, líderes corruptos, con comportamientos
deplorables. Tienen que contemplar como son imitados por sus
súbditos.
Esto sería más claro poniendo ejemplos.
No se trata de pasar la película
de la negritud. Al contrario. El camino que tenemos que recorrer es
otro: No imitar el comportamiento torcido o corrupto de los que nos
mandan.
Es más: intentar no experimentar
en el corazón esos sentimientos. Es posible. Supone grandeza de
ánimo.
No hay otro camino, si creemos en la
bondad de Dios, que se nos ha comunicado; si queremos hacer un mundo
más habitable.
Hay carrera armamentista ¡¡no la multipliquemos
más!!
P. Guillermo Santomé
Dominico
Quincuagésimo séptima Reflexión (23/1/2006)
"CONVERSAR"
Una madre con seis hijos. Profesional.
"Lo más importante conversar con mis hijos". Cada día de
la semana sale de paseo con uno. Hablan, conversan, toman un refresco.
Salen todos los problemas. "Es mi principal ocupación".
Conversar, sobre todo con los de cerca. Se me ha roto el alma cuando un
joven me decía: "Nunca podré tomar una gaseosa con mi
padre". Otro me dice: "Quiero crecer y ser fuerte para pegar a mi
padre. Por todo lo que pegó a mi madre".
A principios de este nuevo siglo estamos viendo cómo es posible
que hablen los enemigos más encarnizados. Hay acercamiento de
grupos enemistados. Cierto que hay odio, pero en algunos aspectos hemos
avanzado gracias al diálogo, a la conversación. Se han
necesitado muchas horas de conversación y de respeto.
A esto estamos llamados todos. En la familia, en el trabajo, en la vida
de los pueblos. Tenemos que conversar mucho. Conversar TODO sin miedo.
En las guerras se habla de establecer "cabezas de puente", es decir,
puntos de infiltración, puntos básicos de
penetración. Así en nuestras relaciones. Que importante
hacerlo con otras religiones. Buscar puntos de contacto, valorar lo que
nos une. Tolerar, siempre que sea posible.
Me parece que amplios sectores de nuestro planeta tienen una
óptima disposición para hablar y entenderse. Lo tenemos
que hacer a nivel personal, familiar, de pequeños grupos.
Tenemos que intentar entendernos.
Lo peor es que, paralelamente está creciendo lo que diferencia,
lo que separa, "lo mío". Y ahí es donde estamos
tropezando.
Si queremos guerra, tendremos guerra.
Qué importante reforzar, insistir en lo "nuestro", en lo que
une. Y más cristiano: olvidarme de mí para que crezca el
otro.
Personalmente es lo que deseo: paz y entendimiento, aunque pierda yo
por el bien del otro.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Quincuagésima octava Reflexión (28/1/2006)
SENCILLEZ - POBREZA
"Para vivir se necesitan muy pocas cosas
y estas poquitas cosas,
se necesitan poco"
(San Francisco de Asís)
Lo superfluo acaba haciéndose
imprescindible.
Pocas veces he visitado las grandes superficies comerciales. Los
famosos "hiper". Se puede perder uno en ellos. Vas a comprar una cosa y
sales con una docena.
Siempre tengo la misma sensación.
Entro, me muevo por allí, salgo. Siempre digo lo mismo: "Gracias
a Dios no necesito nada de lo que hay aquí".
Comprendo la idea de San Francisco:
¡Qué pocas cosas necesitamos para vivir! Pero la realidad
es bien distinta: estamos enfilados al consumo. Toda la publicidad es
para que compremos, para que gastemos, lo que tenemos y lo que no
tenemos. Sociedad de mercado.
Evidentemente, si todos los ciudadanos
compramos un poco menos, ¡cataplún! esta sociedad se va al
trasto. Todo está montado para que los índices crezcan.
No importa si crece la persona como
persona: si crece la felicidad. No, no, que los coches crezcan el 3% de
ventas. Más producción, más consumo. Menos horas
de trabajo, menos costes. Y más beneficios.
Luego no sabemos qué hacer con la
basura. Las casas están llenas de cacharros que no sirven para
nada. Pregunto a una persona querida, cercana, que tiene una nave llena
de trastos, todos inservibles: "¿Para qué quieres
ésto?" ¡¡Tiene mucho valor!! (????) No
sé, no sé. A mí me parece que no sirven para nada;
la mayoría de las cosas: sirvieron...
Me decía un hombre de la selva
que tenía una lata llena de oro. Lo había ido sacando
poco a poco del río: "Cambié la lata de oro por 12
botellas de cerveza". Eran más de 10 kg. de oro. Una fortuna.
Pero allí, casi en una isla, con el calor, el oro es tomar una
botella de cerveza.
"¿Y qué aprovecha al
hombre el mundo entero ....?"
P. Guillermo Santomé
Dominico
Quincuagésimo Nona Reflexión (4/2/2006)
YO SÉ PERDER
Perder hasta el final. Es el
único modo de empezar a ganar.
La inmensa mayoría de los seres humanos estamos llamados a ser
personas ignoradas; suelo decir que no estamos llamados a la Primera
División. La mayoría somos de Segunda o Tercera. Cuando
éramos estudiantes decíamos que éramos
"rurales", es decir: peones, carnaza para la guerra y para el
trabajo. Así es.
Hay una selección natural, lo
explica la psicología y la sociología; y hay otra
selección manipulada: los que trepan, los que se instalan en el
poder: bien por sus conocimientos, bien por la fuerza, bien por el
dinero.
Aceptar este hecho es dejar entrar en
nuestras vidas un aire liberador.
Saber perder, saber estar en la oscuridad, "no salir en la foto", no
estar en las páginas de los periódicos. Todos sabemos que
hay personas que pagan por salir en las páginas de las revistas.
Personas que "crean" revistas para hablar de sus "obras". Personas que
no permiten nunca perder.
Nos importa, y mucho, lo que dice el
Evangelio: que los últimos serán los primeros. Pero lo
cierto que es muchos quieren ser los primeros ¡YA!
Vale. Los demás: saber perder.
La comedia de este mundo acaba pronto.
Pero hay algo más. Tengo perfectamente claro que los peones,
"los sin nombre", son los grandes protagonistas del mundo. Personas
silenciosas, sin ruido, pero como el corazón -siempre escondido-
(monjas de clausura, ¿verdad?), pero son los que dan, los que
dan calor al mundo. Son los que manifiestan la gloria de Dios. Son esas
piedras vivas que participan en la construcción del mundo.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésima Reflexión (11/2/2006)
AMAR A NUESTRO MUNDO
Cuando amamos de verdad a una persona, amamos también su mundo,
todo lo que la rodea: amas su tierra y te sientes a gusto como en tus
raíces; amas sus gustos; amas a las personas que están en
su entorno: si es mujer amas a su esposo, a sus hijos...
Doy gracias a Dios por haber vivido esta experiencia.
Así amamos Andalucía, su tierra, su música, sus
gentes, sus vinos, su alegría. ¡El Rocío!
Así amamos la cuenca Minera. Valles sucios, llenos del polvo del
carbón -cada vez menos-, pero con gentes buenísimas,
entrañables, a las que quiere uno como si fuera su propia carne.
El Puerto del Musel, Gijón. Durante diez años
compartí las penas y las alegrías con los obreros de sus
astilleros. Cuántas personas queridas, familias, costumbres. La
gaita, la sidra, la generosidad que corre por sus venas.
No ves defectos.
No ves más que cosas buenas. El amor todo lo hace más
noble.
Y la selva peruana, y los barrios llenos de arenales de la inmensa
Lima. Años de dicha y bendición. Querer y sentirse
querido.
Extraño en tierra extranjera, me he sentido como en mi propia
casa. Lo veo no sólo en mí, sino en muchos hermanos,
compañeros. ¡Qué alegría ver esa realidad de
querer a fondo perdido!
Y no sólo son palabras, gestos. No, el amor abarca todo el mundo
de la persona. Abarca nuestro ancho mundo por el que podemos
interceder: es el Cuerpo Místico de Cristo.
Cuando amas de verdad, amas el mundo de la persona amada. Es una
consecuencia normal.
Lo cual no quiete para que puedas realizar una corrección
fraterna. Qué bien se hacen los amigos, los que se aman
cuando se ayudan a corregir sus defectos; cuando se ayudan a quitar las
sombras que van apareciendo en nuestras vidas.
Al final los examinarán del amor.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo primera Reflexión (18/2/2006)
LA SONRISA
La sonrisa es la distancia
mas corta entre dos personas.
"Servid a Dios con júbilo" (Ps. 99)
El gozo es un don del Espíritu
Santo. Sonreír es Don y tarea.
Don, porque nos tiene que ayudar Dios.
Tarea, porque es mucho lo que podemos hacer cada uno de nosotros.
La risa, la sonrisa nos da salud:
"Corazón alegre hace buen cuerpo", dice el libro de los
Proverbios, 17, 22.
La sonrisa nos acerca a la gente. Es
como llenar el granero de fruto. Se ha dicho que la mejor manera de
acercarse al prójimo es el buen humor; sí, el buen humor,
con el que también alejamos al demonio.
Un santo triste es un triste santo.
Cuántas veces nos lo han recordado cuando hacíamos el
noviciado: tiempo de prueba. Allí tuvimos la experiencia de
reír cada día. No había nada que molestará
más al Maestro de Novicios que las "caras largas".
Una cara larga, separa, espanta. Lo
contrario de la sonrisa.
- Sonríe, cuanto más a
menudo, mejor. Es posible realizar esta transformación. Cada
mañana podemos mirar al espejo con una sonrisa o con la cara
larga.
-- Piensa cosas bellas, cosas bonitas.
Las cosas grandes del mundo son fruto de pensamientos agradables.
Así es el arte, la belleza, que es la bondad plasmada en la
pintura, música, danza...
-- Habla de la alegría. Cuanto
más hables de ella, algo más se te irá pegando.
Mira el lado bueno de las cosas, que lo tiene. Mirar lo positivo en ti
y en los demás; en este mundo que nos rodea. Es cuestión
de que te lo propongas.
-- Ríete de las pequeñas
molestias, que las tendremos siempre. Sobre todo la molestia de servir:
servir con alegría. Todo ello cuesta, pero produce mucho fruto.
"Estad siempre alegres". Experimenta el
gozo de vivir.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo segunda Reflexión (25/2/2006)
EL TRABAJO
Ser serio en el trabajo es bueno,
pero ser solemne no ayuda nada.
El trabajo para algunos es una carga
pesada; para otros, una feliz realización personal. Para muchos,
hoy millones en el mundo, una utopía.
¡Qué difícil resulta
encontrar trabajo! Cada día vivimos la experiencia de personas
que se acercan pidiendo trabajo, el que sea.
Hay zonas en las que el desempleo es la
peor plaga.
Sea como sea mi situación, es
bueno reflexionar. Porque es importante hacer bien el trabajo. Intentar
que sea un bien para la persona y para la sociedad.
El trabajo bien hecho es fuente de
beneficios.
La relación humana en el mismo
debe ser seria pero cordial. En el contacto diario trabajando surge la
amistad; también, a veces, crece el odio. Recuerdo a
compañeros que, cada día, cuando dejaban la ropa de
trabajo, empezaban a ser otras personas. No conocían a nadie.
Sonar la sirena era señal de libertad.
Hay muchas relaciones laborales odiosas.
Trabajan juntos, pero no hay relación humana.
Se atiende en una ventanilla o en un
despacho, pero igual podía hacerlo un robot. ¡Instalados
en el trabajo solemnemente, como dueños y señores de la
situación! Tristemente, a veces, se da en la consulta
médica o jurídica...
¡Qué inhumana se ha vuelto
la ciudad! ¡Qué inhumano el aparato oficial! A veces hasta
las mismas instituciones de caridad
Después de muchos años
trabajando en la selva nos hemos acercado a organizaciones cuya
finalidad es trabajar en favor de los pobres. Hemos llamado a sus
puertas. Oficinas magníficamente equipadas, ordenadores,
pantallas, teléfonos... ¡Podían ser máquinas
tragaperras! No había una sonrisa, sólo la solemnidad del
que está en el poder.
Trabajar como un servicio,
¡qué difícil!
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo tercera Reflexión (4/3/2006)
LLEVAR LA BUENA DICHA
"En esta generación tendremos que arrepentirnos más
del pasmoso silencio de
las gentes buenas que de
las malas acciones de los
perversos ".
(Teresa de Calcuta. Lo tomó de Lutero King).
Es la mayoría silenciosa.
¿Dónde están los profetas? Cuando empezamos un
nuevo siglo, con este aluvión de sectas, brujos, curanderos; con
tanta burla de la religión; en esta confusión de lenguas
y creencias, ¿dónde están los profetas?
Un pasmoso silencio, y me pregunto, ¿qué espera de
nosotros el pueblo de Dios? ¿qué palabra nos pide, para
que la hagamos oír a los cuatro vientos?
Leo revistas de todas las tendencias; estamos atentos a los movimientos
de las grandes religiones, especialmente los de la Iglesia
Católica. ¿Qué decimos? ¿Qué
denunciamos? Casi nada. Pasmoso silencio. Parece como si los
discípulos de Jesús tuviéramos miedo a
equivocarnos.
Si hay que estar con los pobres, manos a la obra. Dejar seguridades,
dejar la rentabilidad material.
Hay cosas que deben de morir.
Debemos estar junto a los parados del mundo, junto a los emigrantes.
Luchar contra la xenofobia. Estar en las fronteras de hoy.
Ayudar a que los laicos estén
más presentes en todos los aspectos de la vida social y
religiosa. La fuerza de la mujer hoy en el mundo. Luchar contra el
capitalismo feroz, contra la contaminación ambiental del
planeta; luchar contra toda clase de violencia. Estas son prioridades
que a todos nos deben de interpelar.
En las cárceles, en los hospitales, en los suburbios de las
grandes ciudades tenemos que correr el riesgo de la fe. Ser novedad
para estas gentes.
En cada radio, en las televisiones, en cada lugar donde haya herida o
pus, allí llevar la Buena Dicha, la Buena Noticia.
Estas son prioridades. Si tenemos dinero deberíamos emplearlo en
estas tareas. Pero no es el dinero lo más importante. Lo
importante son personas llenas del Espíritu de Dios.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo cuarta Reflexión (11/3/2006)
HUMANISMO
La noción de medida,
el uso sosegado del tiempo,
el trato humano,
son cosas que no pueden
cambiarse por la tecnología.
Hay que conservarlas.
Necesitamos una cruzada de humanismo:
sensibilidad para estar al lado del hombre, especialmente del aquel que
necesita de mí.
Humanismo es lo contrario a las rejas, a las puertas cerradas; es lo
contrario al automatismo.
Son manos que se juntan, es una puerta abierta, una sonrisa.
Humanismo es belleza, arte, bondad, verdad. "Nada de lo humano me es
ajeno". Es decir: estoy cerca, quiero estar cerca de todo lo que ayude
a crecer la dignidad humana en los otros, así crece
también la mía. Sí, en la medida que crece el
otro, crezco yo también.
Esto se aprende en la familia; se mama en la primera leche.
Debería ser asignatura fundamental en la Escuela.
Parece que no es así. Necesitamos una cruzada de humanismo.
Tenemos que ser muchos los que nos empeñemos por hacer humana la
ciudad, los pueblos; hacer humano el trabajo; hacer humana la
religión. ¿Qué digo? Sí, hacer humana la
religión.
Porque la relación con Dios es desde mí, y desde ti:
gente con carne humana. "¿Acaso no son hombres?". Es el grito de
denuncia en la conquista en favor de los indios.
¿Acaso no somos personas? Sí, de carne y hueso. Desde
esta humanidad débil nace nuestra relación con Dios y con
los demás.
La gracia no destruye: ennoblece y perfecciona nuestra naturaleza.
Cuanto más humanos somos más nos acercamos al plan de
Dios sobre los hombres y mujeres del mundo.
Alguna vez en la puerta de la Iglesia me han dicho: "Es que ustedes no
son hombres". También me han dicho: "Tengan corazón".
Es decir, sentir con el pueblo, con el clamor de muchas personas; y en
ese sentir: amar, todo lo que pueda nuestra pobre condición. Hay
muchos que lo necesitan.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo quinta Reflexión (18/3/2006)
NO CORRAS
No corras,
a dónde tienes que ir
es a ti mismo.
(Juan Ramón Jiménez)
Sor Isabel de la Trinidad, ya beata, decía "para traer sosiego a
los demás".
"Era muy joven y tuve la suerte de conocer a una mujer entusiasmada por
Cristo.
Solía agarrarnos por la solapa de la chaqueta:
"¿Dónde vas? Por qué no te decides a amar a
Cristo?".
Cada vez me aturde más la ciudad. La locura de la velocidad, el
ruido. Entonces pienso: "no corras", "tranquilo". Donde hay que ir es a
nosotros mismos.
Ya lo sabéis: somos un microcosmos, un pequeño mundo.
Dentro de nosotros está el Amor, está Dios. Viene a
habitar en mí !!
"Si alguno me ama, yo le amaré. Vendremos a él y
allí haremos nuestra morada".
Hay muchas técnicas para sosegarnos. La primera es detenernos
físicamente, no movernos tanto.
Nos cuesta mucho enfrentarnos con nuestro propio yo:
¿quién soy? ¿a dónde voy?
¿cómo son mis relaciones con los demás?
Para esto se necesitan momentos de silencio. La mayoría de las
gentes que viven en la selva son pacíficas, pacientes.
Quizás demasiado tranquilos. Cuando me veían inquieto me
decían: "no empujes al río, padrecito". El río
avanza así no más. Con la fuerza no haces crecer la
naturaleza ni un milímetro. Entra en tu interior, ten paz.
Tendremos armonía.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo sexta Reflexión (25/3/2006)
HAY QUE SER BUENOS
"Lo más importante del mundo
es la bondad".
Hay que ser buenos.
Luego la belleza, que también es buena.
Y la inteligencia. Pero la inteligencia puede ser diabólica.
Parece como si cada día, en cada acontecimiento, estuviera
escuchando: "Sé bueno, hijo mío". Lo dice la mamá
a su hijo. Lo dice Dios a cada uno de nosotros.
Ser bueno, lo único importante. Crecer en bondad. "Porque has
sido bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor".
Recordad la parábola de los talentos. Se nos ha dado la bondad
para que crezca, para que difundiéndola nos ilumine más y
más: "Ha sido derramada la misericordia de Dios en nuestros
corazones".
La bondad de la que estamos hablando es un DON de Dios. Podemos
pedirla, buscarla. No es fácil de conseguir. Es como el pan: un
bien cercano, posible a toda criatura, pero hay que merecerlo. Hay que
hacerlo con sacrificio.
El sacrificio es el crisol donde se purifica el oro y los metales. El
sacrificio nos hace bondadosos.
Ser bueno es una tarea. Hay que proponérselo.
Hay personas que se dedican a promover el mal, a corromper.
La bondad es una virtud y hay que hacer muchos actos bondadosos para
que esa bondad crezca en nuestra vida. Y cada vez gozaremos más
y será más bueno el mundo.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo séptima
Reflexión (1/4/2006)
LA VIOLENCIA
La violencia es siempre violación.
Es la fuerza aplicada a destruir.
Destruye el orden humano; destruye la norma, el derecho, la
intimidad.
Siempre tenemos que meditar sobre la violencia: mis violencias, mis
tempestades.
La violencia la tenemos dentro. Las personas somos, a veces, como una
olla hirviendo. Estamos en ebullición, a punto de
estallar.
La sociedad y nosotros mismos estamos llenos de cargas positivas y
negativas que chocan, y van creando situaciones conflictivas. La
violencia está en el corazón del hombre.
Otras veces son las palabras. Palabras agresivas, hirientes. Dardos que
clavamos en nuestros prójimos. Es la violencia verbal.
Ya estamos, pues, a un paso de la violencia física, brutal. La
vida está llena de escenas que nos hacen tomar conciencia de
esta situación.
En este momento que escribo está ardiendo una casa de seis
pisos. Era una residencia de ancianos emigrantes. Sucede en Alemania.
¿Quién ha sido? ¿Por qué? Hablan de cabezas
rapadas; hablan de xenofobia.
No es un hecho aislado. Está más extendido de lo
que podemos imaginar.
En un abrir y cerrar de ojos caen por tierra normas, derechos y los
mejores deseos de la gente de paz.
Todo ese mundo violento, llama a más violencia.
Tengo que empezar por mí. No debo ser violento. Con mi serenidad
y oración aflojar la tensión mía y del mundo. Lo
pienso siempre: la violencia es como un globo de goma que se rompe una
y otra vez. Yo debo intentar aflojar el globo, desinflarlo, quitar
hierro, quitar tensión.
Ese es el papel de cada uno de nosotros. Y orar por los violentos.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimoctava Reflexión (8/4/2006)
"SEMILLAS DE BONDAD"
Es la gran realidad de la Eucaristía.
Una idea que debemos repetir y
profundizar, con la ayuda de Dios, que no nos va a faltar.
Dios se da cada día como semilla; la tierra es cada uno de
nosotros, y debemos trabajar para que esa tierra sea buena.
Ojalá sea tierra preparada, fecunda. Esa semilla que es la
bondad de Dios tiene que crecer en mí. Debe ser una ayuda para
cada día, para cada momento de mi existencia. Es una gracia
actual.
Al acoger la Palabra, al acoger la Eucaristía, está
viniendo no sólo a mi vida, sino al lugar donde vivo y trabajo;
está viniendo a los que me acompañan, a los que amo.
Es la semilla que fecunda el mundo. Viene a mi corazón, pero
viene también al corazón del mundo.
En la Eucaristía sentimos como si nos estuviéramos dando
la mano. No es una metáfora. Creo que es así. La
tecnología está permitiendo una fácil
comunicación. Hay pistas informáticas que nos comunican
con el mundo entero. Dios es más comunicable.
Está en mí y en el mundo, y está de una forma
íntima y actual.
Lo importante de la semilla es que tenga acogida. Que sea buena la
tierra.
Hay algo más: tengo que cuidarla. La semilla no suele caer en
una tierra virgen, en una tierra que está siempre en plenitud.
Cae en una tierra con espinos, con basura. Es mi tierra, soy yo con mis
imperfecciones.
Esta es la tarea: ir eliminando esas deficiencias. Es posible. Los
motores se ajustan; los instrumentos se afinan hasta que están a
punto, óptimos. También nosotros podemos ponernos a
punto, para que la semilla esté en condiciones de crecer.
Y Dios dará el incremento. Porque "¿Quién puede
añadir un centímetro a su estatura?"
Tú, Señor, eres el que hace crecer.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Sexagésimo octava
Reflexión (22/4/2006)
HUMANIDAD Y TÉCNICA
Somos expertos tecnólogos,
pero analfabetos humanos.
Sintonizo con los que tienen preocupación por la falta de
Humanidades en los estudios de los jóvenes.
Durante años he tenido, la suerte de trabajar en la
formación de futuros profesores: profesores de y para la selva.
Lo que más me ha preocupado ha sido formar personas; que tengan
humanidad, que aprecien por encima de todo la dignidad humana de los
niños. Amén esa dignidad, la sirvan. Que sean promotores
de libertad de las personas desde su niñez.
Me ha preocupado sobremanera la música, la danza, el ejercicio
físico, el arte, la historia. Luego vendrán las ciencias,
las distintas lenguas que se deben aprender, y SIEMPRE LA PALABRA,
sobre todo, las PALABRAS DE JESÚS: modelo único de
maestro y de vida.
Pasa por mi mente la preocupación de los pedagogos de todos los
tiempos, desde la Grecia antigua, desde el lejano Oriente hasta
nuestros días, y veo en todos los tiempos esa idea de DAR LA
MANO a los niños, a los jóvenes, para que crezcan, sobre
todo el libertad y responsabilidad, para que sean participantes del ser
y de del desarrollo de nuestro mundo.
La idea que el alumno CREZCA, y el maestro o pedagogo MENGUE,
está en toda la pedagogía.
La sabiduría de todos los tiempos ha sido sinónimo de
humildad: el que enseña, el que da vida, está llamado a
dar humanidad. Y es nuestra mayor dicha.
La Iglesia es experta en humanidad. Y es verdad, una gran verdad.. No
sólo por su misión: estar cerca del hombre y de la mujer;
su misión esa salvar y redimir con la gracia de Cristo, todo lo
humano.
También es experta en humanidad la anciana de 90 años
escondida en la selva; o el curandero Manuel, entrañable
hermano, cercano de todo el que sufre.
El peligro de la técnica es alejarse del hombre, o que el hombre
termine siendo un número.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Septuagésima
Reflexión (20/5/2006)
FUEGO SAGRADO
El fuego sagrado se enciende SOLO
cuando el profeta lleva largo rato
REZANDO en la montaña
En la selva he presenciado la paciencia
para hacer "candela", fuego, frotando con dos palos. No sé el
tiempo que pasó. Hacía falta fuego. Frotando y frotando
dos palos tuvimos candela. No importa el tiempo.
Esta idea sería suficiente para
meditar toda una vida.
A veces nos quejamos de Dios. Decimos
que no nos escucha. Desearíamos gracias extraordinarias.
Milagros.
"Hasta ahora no habéis pedido nada con fe"
"Si tuvierais fe!!"
SÓLO pasando largos ratos.
¿Cuántos? No lo sé. De repente toda la vida. Lo
importante es que un día se encienda el fuego sagrado. Se
encenderá, si perseveramos.
Para eso sólo me pide que
persevere en la oración: un día y otro. El tiempo que
haga falta.
Cuando pienso esta idea, cuando escribo estas líneas siento como
una luz que me ayuda a comprender a tantas personas a través de
la historia, que han vivido la experiencia de Dios. Han participado del
fuego sagrado. Participan hoy. Yo los he conocido.
Y sigo frotando los palos, seguir todos los dias poniéndose de
rodillas adorando a nuestro Dios, por si un día quiere hacernos
partícipes de ese fuego sagrado: su amor.
En mis limitaciones, estas páginas, todas estas "Buenas Dichas",
son auténticas "DICHAS" que siento, intento vivir, y doy gracias
a Dios por ello.
Perseveremos frotando los palos, con
paciencia. Un día se hará la luz. Y esta luz no tiene
precio.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Septuagésimo primera Reflexión (3/6/2006)
LOS VIOLENTOS
La estructura de una sociedad libre y democrática
no puede sostenerse cuando los
violentos
tienen más derechos,
oportunidades y ventajas que los
pacíficos.
Esto es algo que debe de estar muy claro en la mente de la gente
sensata.
Violentos o "listillos": Avanzados, modernos, "progres". También
en la vida religiosa, tristemente.
Podríamos ir recorriendo cada uno de los grupos sociales que nos
rodean. Examinar un poco nuestra sociedad llamada libre y
democrática: colegios profesionales, asociaciones de vecinos,
padres de familia, centros educativos, empresas privadas o publicas,
grupos religiosos.... Con sus reuniones, congresos, comidas de
trabajo, capítulos...
Conozco personas que siempre manipularon
los votos. Con alguno hemos hablado con toda claridad. Se cometen
grandes injusticias, que a muy corto plazo son el mayor daño que
puede tener el bien común.
En algunas organizaciones hay quienes se sienten vocacionados a mandar
eternamente. Siempre manipularán: están en el mando y
quieren seguir estando a toda costa.
Entiendo por violentos a los violentos de verdad: los agresivos, los
que hacen daño fisco y psíquico. Emplean la fuerza para
hacer su voluntad. Se sienten carismáticos. Siempre tienen
ventajas, privilegios. También llegan a tener dinero.
Junto a ellos, en este pueblo nuestro, están los
pacíficos. Nunca mandaron, nunca participaron en eventos
solemnes; nunca nadie les preguntó.
Por eso muchos grupos sociales
están en bancarrota: No hay vocaciones, va faltando la vida. Han
dejado de contar con las bases, con el pueblo santo de Dios.
P. Guillermo Santomé
Dominico
Septuagésimo segunda Reflexión (13/10/2006)
REMANDO JUNTOS
"Si las hormigas se ponen de acuerdo,
levantan a un elefante".
¡Qué difícil trabajar en equipo!
¡Qué difícil la
comunidad familiar, vecinal, religiosa, profesional, y hasta en un
equipo de fútbol! Y se habla de equipo, pero con unas
diferencias, enfrentamientos, sueldos... que crean abismos entre las
personas y los grupos sociales.
Es experiencia de todos los días.
El grupo, el equipo tiene que tener un
ideal, un fin. Tiene que tener a alguien que los aglutine, que tire de
los demás; que vaya delante, detrás, omnipresente. Sobre
todo omnipresencia con la humildad y el servicio.
Pienso en tantos grupos: para el bien y
para el mal:
- se ponen de acuerdo,
- ven claros los objetivos,
- trabajan por ellos
TODOS REMAN EN UNA DIRECCIÓN
Presencio como los "Evangélicos"
peinan todos los días un mismo barrio, las mismas casas, las
mismas personas. Para llevar una idea. "Alguito" consiguen.
Presencio la propaganda machacona en la
TV, en los medios de comunicación de algunas ideas; la
violencia, el alcohol. Lo que hay que consumir... sin lo cual lo se
puede vivir? Pero hace efecto, porque come el coco, sin que nos demos
cuenta.
Y pienso en nosotros, ¿nos
pondremos de acuerdo?
Me hablan de una comunidad religiosa,
siete sacerdotes, que sólo se juntan para comer al
mediodía. No rezan juntos nunca, no evalúan, no
supervisan sus trabajos. Cada uno a lo suyo. Qué podemos mover
así?
La ciudad secularizada, los pueblos
paganizados necesitan el entusiasmo y la fuerza de equipos llenos del
Espíritu Santo. Moveríamos montañas.
Eso, como las hormigas. Con el Espíritu Santo, más, pero
remando juntos y en la misma dirección.
P. Guillermo Santomé
Dominico
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Reflexiones
para el tiempo de Adviento
y Navidad
Por el
P.Guillermo Santomé O.P.
PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO
Adviento, venida, es la espera de la primera venida: el
nacimiento histórico de Jesús.
Es la 2ª venida: la que hace cada día en la
Eucaristía, en la oración, si nos acercamos a
Él. Y la 3ª: al fin de los tiempos. Para muchas
personas está siendo ya, cuando nos llama a terminar nuestra
peregrinación. Se habla también de una venida universal:
este mundo se acabará.
Pero aquí hay una idea que debe ser reflexionada:
no es que nosotros estemos esperando; es Él quien nos
espera. Este tiempo nos está indicando que Dios nos está
esperando con su amor. ¿Cómo acercarnos a Él? Pues
sólo hay dos formas, que van unidas: con nuestra limitaciones y
con humildad. Esta es la idea que
vamos a intentar expresar hoy y mañana.
Exteriormente es muy bonito poner en cada casa la corona
de adviento: es una corona hecha de hojas de laurel o de otro
árbol. Deben de colaborar los niños: cada día de
la primera semana se enciende por la noche en cada casa una vela y se
reza algo. La 2ª semana dos velas; la 3ª 3 y la 4ª pues
4.
Velas que se encienden. Es bonito que sean de colores
distintos. Y es bueno tenerla cerca de la ventana para que sea vea
desde fuera. En muchos lugares de América y de otros sitios,
esto está en casi todas las casas por la noche.
Un abrazo.
P. Guillermo
Santomé
Dominico
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SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO
LA 2ª VELA DE LA
CORONA DE ADVIENTO SE LLAMA CONVERSIÓN: ALLANAR LOS CAMINOS,
CURAR LAS HERIDAS.
¿Quién no
tiene heridas? ¿Quién no tiene algo torcido en su vida?
Todos tenemos algo.
Este es buen tiempo
para reflexionar en lo torcido, en lo tortuoso de mi vida. Ya sabemos
que hay muchas cosas torcidas y tortuosas en la sociedad, pero lo
importante es lo que puedo hacer yo aquí y AHORA.
Y aquí y ahora
1º: debo de tomar conciencia de mis heridas, de mis errores, de lo
que hago mal en una palabra: conmigo y con los demás. Si no me
doy cuenta es muy difícil que empiece el camino de la
conversión que nos anuncia Juan el Bautista.
Y lo 2º: que
QUIERA hacer algo por mejorar.
Las dos cosas
están en mi mano. Este es tiempo aceptable, tiempo de gracia.
Algo podemos hacer cada uno de nosotros por hacer posible la venida de
Dios a mi corazón y al mundo en el que vivo.
P. Guillermo
Santomé
Dominico
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TERCER
DOMINGO DE ADVIENTO
En
este Tercer Domingo de Adviento hay muchas ideas importantes. Cada uno
deberíamos -con el Evangelio en la mano- irlas
desmenuzando. Hay cosas muy buenas y bellas en este "bendito Domingo".
La
Corona de Adviento enciende su llama con la idea de ser Luz para
nuestro mundo. Esta luz se llama TESTIMONIO.
Se
nos habla de un testimonio claro y positivo: la alegría:
"¡Estad siempre alegres!" Es un imperativo.
Estar
alegres ante Dios, con Dios, con la fuerza de Dios. Estar alegres
con el gozo interior: el Señor está con nosotros. Y eso
será gozo y testimonio para nuestro mundo.
"Estad alegres" porque el
Señor nos ha ungido para llevar la BUENA NOTICIA a los que
sufren, a los desgarrados...
Nosotros tenemos que ser testigos de
la LIBERTAD DE DIOS.
P.Guillermo
Santomé
Dominico
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ES NAVIDAD
Felicitaciones
María
llena de gozo canta el Magnificat: "Mi alma glorifica al
Señor". Ella sabía perfectamente lo que significaba, lo
que significó y sigue significando el nacimiento de
Jesús. Y esto es lo importante, por encima de toda la
parafernalia que nos rodea: regalos, fiestas, comilonas, etc.
Lo que
significa la Navidad para nosotros los cristianos es una verdadera
revolución: derribó a los poderosos y exaltó a los
humildes; a los hambrientos los colmó de bienes. Y todo ello
está pendiente hoy.
Es
una auténtica revolución a tres bandas: en el
corazón, en lo económico y en lo político.
En
el corazón porque se nos pide ser limpios, transparentes,
coherentes: Dios nace en nosotros, en nuestros corazones, y tiene que
seguir naciendo y creciendo.
En
lo económico, porque tenemos que compartir y hacer que
nuestro mundo sea más justo. Es demasiada la desigualdad entre
los hombres. ¿Cómo puedo comulgar con Dios si no comulgo
con el dolor y la miseria de tantos hermanos nuestros?
Y
en lo político, porque tiene que nacer una conciencia de que
hacer política es servir, es trabajar por el bien común
de nuestro pueblo. No es insultarse, no es hacer su voluntad, no
es dividir, romper. Es tender puentes entre los hombres. Es darse la
mano. Es amarnos como Dios nos amó: naciendo y muriendo por
nosotros.
Que esta Madre buena,
que fue ejemplo de Corazón limpio,
de compasión y de amor a todos, que lo sigue siendo, que Ella es
nuestra Madre de Misericordia, nos ayude a que la Navidad no sea una
farsa, sino una auténtica lección de vida cristiana,
llevada a la vida de cada día.
P. Guillermo
Santomé
Dominico
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Los textos de esta
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Oración Católica, por expreso deseo del Padre Guillermo
Santomé, autor de estas reflexiones. Para reproducirlos o
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