Inmaculada Concepción de Lourdes
Novena a la Inmaculada Concepción
de Nuestra Señora de Lourdes

Las oraciones con asterisco* se rezan todos los días. Si no se pudiere hacer la meditación diaria, al menos récense cada día las tres AveMarías con la jaculatoria y La Salve, haciéndole a Nuestra Señora el ofrecimiento y la petición de cada día.



1.- Comenzamos la novena con un cántico, cada uno el que guste.
Proponemos este como ejemplo, por ser muy popular.


Cántico*
Venid y vamos todos
con flores a porfía,
con flores a María,
que Madre Nuestra es.

De nuevo aquí nos tienes
purísima doncella,
más que la luna, bella,
postrados a tus pies.

Venid y vamos todos
con flores a porfía,
con flores a María,
que Madre Nuestra es.

A ofrecerte venimos
flores del bajo suelo,
¡con cuánto amor y anhelo,
Señora, tú lo ves!

Venid y vamos todos
con flores a porfía,
con flores a María,
que Madre Nuestra es.

2.- Seguidamente hacemos la señal de la Cruz y anunciamos la oración que es igual para todos los días.
Decimos la jaculatoria y el primer AveMaría cantado.
Y rezamos la oración.



Oración de la novena para todos los días*

Jaculatoria: ¡Bendita sea la Santa e Inmaculada Concepción de María Santísima!*

AveMaría cantada*
Dios te salve, salve María,
llena eres de gracia,
el Señor, el Señor es contigo
y bendita, tú eres
entre todas las mujeres
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa, Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros,
por nosotros pecadores,
ahora y en la hora
de nuestra muerte, amén,
¡Jesús!

Santísima e Inmaculada Señora, por haberte preservado el Altísimo de toda mancha de pecado para que fueses digna Madre de su Unigénito Hijo, que en tus virginales entrañas tomó carne y se hizo Hombre, te suplico me alcances de tu Hijo perdón cumplido de todos mis pecados, que sea inscrito en el número de los predestinados y en esta vida alcance la gracia final, con que merezca la gloria que espero, Señora, por tu intercesión y por el mismo Señor que vive y reina, Dios por los siglos de los siglos. Amén.

3.- Decimos la jaculatoria con el segundo AveMaría.
Y hacemos la meditación propia de cada día haciendo la petición en la oración final.


¡Bendita sea la Santa e Inmaculada Concepción de María Santísima!*
Dios te salve María llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


Meditación para cada día de la novena
Si ya se comenzó la novena, se elije la meditación del día que le corresponda.
Ir a la meditación y oración del:
[Día segundo] [Día tercero] [Día cuarto] [Día quinto] [Día sexto] [Día séptimo] [Día octavo] [Día noveno]

Día primero (29 de Noviembre)

Madre de Dios: "El que haga la Voluntad de Dios ese es mi hermano y mi hermana y mi madre" (Mc 3, 35). Así se consigue la santidad. Ya María cumplió como nadie la Voluntad de Dios. Esto vale más que todos los dones suyos, sean riquezas, cualidades humanas o carismas sobrenaturales y místicos.

Por cumplir la Voluntad del Padre fue Cristo a la Pasión y nos alcanzó todas las gracias. También nosotros, santificándonos, alcanzamos que las gracias de Cristo se apliquen al mundo. Y entre nosotros, más que todos: María.

"El nombre de la Virgen era María" (Lc. 1, 27) Según la Santa Tradición, a la Santísima Virgen le impusieron este nombre por especial designio de Dios y Ella lo merece mejor que nadie, pues en arameo significa: Señora, en hebreo: Hermosa, en egipcio: Amada de Dios. Reverénciala como a Señora, admírala como toda Bella ("tota pulchra") y alégrate de que la haya amado Dios tanto, hasta hacerla el Espíritu Santo su esposa.

Bendita sea tu pureza* y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía, morir sin tu santa bendición. Amén.

Oración final: Santa María, Señora hermosa, más santa y amada de Dios que todos los ángeles y santos juntos. Enséñanos a seguir tu camino de santidad cumplliendo la Voluntad de Dios. Junto contigo queremos agradecerle y alabarle por los dones incomparables con que te ha colmado a ti, querida Madre Nuestra. Amén. Hoy te pedimos y te ofrecemos especialmente...

4.- Decimos la jaculatoria con el tercer AveMaría.
Y cantamos La Salve o "Salve Regina".


¡Bendita sea la Santa e Inmaculada Concepción de María Santísima!
Dios te salve María llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

La Salve cantada*
Salve, Madre, en la tierra de mis amores. Te saludan los cantos que alza el amor. ¡Reina de nuestras almas, flor de las flores! muestra aquí de tu gloria los resplandores, que en el cielo tan sólo te aman mejor. Virgen Santa, Virgen pura, vida, esperanza y dulzura del alma que en ti confía, ¡Madre de Dios, Madre mía! Mientras mi vida alentares, todo mi amor para ti, más si mi amor te olvidare, ¡Madre mía, Madre mía! más si mi amor te olvidare, tú no te olvides de mí.

5.- Terminamos pidiendo a Nuestra Madre que ruegue por nosotros y hacemos la señal de la Cruz.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Todos los días se repiten estos cinco pasos. Únicamente cambia la meditación y oración final de cada día, que es diferente para cada uno de los nueve días.
A continuación las restantes meditaciones.



Día segundo (30 de Noviembre)
(Después del cántico y la oración para todos los días)
Madre de Dios:"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el que nacerá será Santo, hijo de Dios" (Lc. 1, 3-5). Por ser su Hijo, Dios, (aunque en Cristo hay dos naturalezas, sólo hay una Persona: la segunda de la Santísima Trinidad)  Ella es Madre de Dios, como definió contra Nestorio el Concilio de Éfeso. Y pues Dios eligió e hizo a su Madre ¿qué obra de arte no habrá hecho? Si hay algo más admirable, es que luego nos la haya dado también por Madre Nuestra. Señor, ¿qué haremos más: alabarte por tu obra perfecta y contemplarla o agradecerte que nos la hayas entregado y ponernos a sus pies?

"Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo nacido de Mujer... para que recibiésemos la adopción de hijos" (Gál. 4, 5). Este es el maravilloso final del plan de Nuestro Padre y el sublime oficio de Santa María, hacernos hijos de Dios, haciéndonos hijos suyos para llevarnos al Dios encarnado en Ella. ¿Estudiamos, estimamos, esperamos suficientemente la herencia de los hijos de Dios? ¿Acudimos y nos acogemos a Nuestra Madre para que nos lleve de su mano a través de nuestras tentaciones, caídas, debilidades, miedo y soledad?

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Santa Madre de Dios, junto a ti queremos alabar a Dios, que eligió a una de nuestras jóvenes para hacerla Madre suya. Te pedimos no cansarnos de darle gracias porque nos ha elegido a nosotros para ser hijos tuyos y así de tu mano recibir la adopción de hijos de Dios. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos... [Continuar la novena]

Día tercero (1 de Diciembre)
Madre de Cristo: "De Ella nació Jesús, llamado el Cristo" (Mt. 1, 16) Jesús significa Salvador. Y es el Cristo, es decir, el Ungido, el Mesías enviado por Dios para la salvación de su pueblo. Y su Madre, Madre de Cristo, del Ungido, del Salvador del mundo, ha sido asociada a su empresa redentora. Es corredentora con su amor y su dolor. También Cristo nos llama a nosotros a participar en su grandiosa empresa de salvar a todos los hombres ¿cómo correspondes?

"Dio a luz a su Hijo, el primogénito y lo envolvió en pañales" (Lc. 2, 7) Cristo es también hombre como nosotros, nacido de mujer. María cuidó, educó y vivió íntimamente unida a su Hijo hasta el Calvario y aún despúes. ¿Quién como Ella para hablarnos de Cristo y para introducirnos a Él? Todas sus lecciones las guarda en su corazón. Que ahora nos lo ofrece a nosotros, para que en él encontremos el Corazón de su Hijo.

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Madre de Cristo que le tuviste en tu seno y en tus brazos, que le depositaste recién nacido en un pesebre y le recogiste recién muerto en la Cruz, te agradecemos eternamente todo lo que hiciste, en nombre de todos nosotros. Por nuestro Señor y Salvador te rogamos que nos des a Cristo, sus lecciones y su Corazón. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos...
[Continuar la novena]

Día cuarto (2 de Diciembre)
Madre de la Divina Gracia: "Mujer ahí tienes a tu Hijo" (Jn. 19, 26). En este momento solemne de la Cruz, Cristo no la llamó madre, pues no le habla como hijo, sino como Dios. San Juan nos representa a todos nosotros, por eso a todos se nos da como Madre y en el Vaticano II la han proclamado, siguiendo toda la Santa Tradición, Madre de la Iglesia. ¡Estupendo descubrimiento para cada cristiano: la Madre de Dios es mi Madre! San Estanislao de Kostka con razón decía: "¿No la he de querer si es mi Madre?" ¿La queremos así nosotros?

"Después dijo al discípulo: he aquí a tu Madre" (Jn. 19, 27). Madre no sólo adoptiva, sino con toda propiedad, puesto que nos da la Vida, porque nos da a Cristo, vida del alma y más exactamente porque nos da la gracia santificante, que es la vida sobrenatural (algo real y físico que consiste en la unión con Cristo). Más vale en nosotros la vida sobrenatural (con la cual participaremos de la misma vida y felicidad de Dios) que la vida natural. Luego más Madre tuya es la Virgen, que tu madre que te dio sólo el cuerpo.

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Madre de la Divina Gracia, por cuyo medio, Dios nos da ese ser divino que nos une a Cristo y nos hace hijos de Dios y herederos de su misma Vida Divina, danos conocimiento y aprecio de la gracia, nuestra mayor dignidad y ayúdanos a agradecer a Dios tan magnífico beneficio. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos... [Continuar la novena]

Día quinto (3 de Diciembre)
Madre Inmaculada: "Alégrate, la llena de gracia, el Señor es contigo" (Lc. 1, 28). Fuente de gracia para nosotros, está tan llena de gracia que ese es el nombre que le da el ángel: graciosa, agraciada, Altagracia, Graciaplena. Tan llena de gracia que la Iglesia ha definido el dogma de su Concepción Inmaculada, es decir, que siempre estuvo llena de gracia, por tanto nunca tuvo pecado original, que es precisamente estar privado de la gracia sobrenatural y santificante de Dios. Al contacto con nuestros pecados, su pureza seguirá inmaculada y nos purificará a nosotros.

"Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones" (Lc. 1, 49). Dos son los grandes títulos con que llamamos a María: La Virgen y la Inmaculada. Dos títulos de pureza sin par. Como cantó Lope de Vega: "No cupo la culpa en vos, Virgen Santa, bella y clara, que si culpa en vos entrara, no pudiera caber Dios". Ella misma se presentó en Lourdes como la "Inmaculada Concepción". A España, concedió Clemente XIII en 1766 el privilegio de añadir en las letanías: "Madre Inmaculada", que continúa después de haberles agregado "Reina concebida sin pecado original". Continuemos la tradición de alabar a nuestra Madre y buscarle nuevas alabanzas.

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Madre Inmaculada, tú realizas nuestro ideal de Madre purísima y lo eres para nosotros y para Dios. Por tu Inmaculada pureza, que al mirarte nos hagamos puros, al escucharte nos apartemos del pecado y al hablarte vayamos hacia Dios, Hijo tuyo. Que al contacto con tu pureza seamos para la tierra sal purificadora. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos... [Continuar la novena]

Día sexto (4 de Diciembre)
Madre amable: "La Madre de Jesús le dijo: no tienen vino" (Jn. 3, 3). Nuestra Madre, Madre buena, cuida de nosotros. Después que ha llegado la hora de Cristo y Ella ha sido coronada Reina del cielo, además de la gracia santificante, nos vienen todas las gracias, Ella las alcanza de su Hijo. Alegrémonos de tener tal Madre y dejemos que lo sea de verdad para nosotros. No la marginemos en nuestra vida; no la olvidemos, ni aun después de pecar y procuremos ser siempre dignos hijos suyos.

"¿Cómo se me concede que venga a mí la Madre de mi Señor?" (Lc. 1, 43). Nada más saber por el ángel que su prima iba a dar a luz, se puso en camino para ir a servirla. ¡Asombroso ejemplo de amabilidad servicial y humilde! Es elevada a la mayor dignidad de Madre de Dios y acto seguido va a servir como asistenta a una casa. ¡A una Madre no le cuesta trabajar por sus hijos! ¿Nos costará a nosotros trabajar por nuestros hermanos, hijos de nuestra misma Madre del cielo?

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Madre amable, ¡pues tanto lo eres! que nunca perdamos la confianza en ti. Que en todas las gracias que recibimos veamos tu cariño maternal. Que busquemos imitarte en la amabilidad para parecernos a ti. Que sepamos hacernos amables a todos. Que quien nos mire, te vea. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos... [Continuar la novena]

Día séptimo (5 de Diciembre)
Madre del buen consejo: "Haced lo que Él os diga" (Jn. 2, 5). Fue su consejo en las bodas de Caná y el que nos repite a nosotros. ¿Qué quiere Cristo de mí? Ella también nos lo puede decir, como dijo un día de la Asunción en la hoy Catedral de Madrid a san Luis Gonzaga, que se hiciese jesuita, imagen que repitió lo mismo al beato Diego San Vitores. También a Agustín de Cardaveraz en los dominicos de San Sebastián y a san  Estanislao de Kostka, san Francisco de Borja, san Bernardino Realino, igualmente se lo dijo. Y tantos otros hijos suyos, de manera ordinaria o extraordinaria.

"Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?" (Lc. 2, 48). Cristo tenía que mostrarnos que antes es el amor de Dios que el de la familia. Pero nosotros ¡cuántas veces abandonamos a Nuestra Madre por otros amores caprichosos, apasionados o pecaminosos! Ella no deja de sufrir por nosotros, no sólo sufrió por nuestros pecados antes, ahora tampoco le da igual que pequemos o que la honremos. Señor, que nunca nos apartemos de ti por el pecado.

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Madre del buen consejo, como a tantos hijos tuyos has aconsejado, también señálanos a nosotros lo que Dios nos pide en cada encrucijada de la vida. Danos tu consejo, la fuerza para seguirlo y no dejes que nos apartemos de ti. Que tú seas Nuestra Madre y consejera a quien siempre roguemos dirección y guía hacia tu Hijo. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos... [Continuar la novena]

Día octavo (6 de Diciembre)
"Se turbó preguntándose qué podría ser ese saludo" (Lc. 1, 29). Prudentísima: porque turbada calló, interpelada escuchó, preguntada respondió. Prudentísima porque había prometido no conocer varón, porque creyó las palabras del enviado de Dios, porque supo entregarse como esclava suya. ¡Qué modelo para nuestra locuacidad, nuestra sensualidad, nuestro escepticismo y orgullo ante la Revelación y el Magisterio! Compara con sus ejemplos tu manera de ser y pídele imitarla.

"Las vírgenes prudentes tomaron aceite para sus lámparas" (Mt. 25, 4). Y María llenó su lámpara de fe: "Feliz porque has creído", le saludó santa Isabel. Llenó su lámpara de amor: "Mi amado es mío y yo suya", dice el Cantar de los Cantares (2, 6). Llenó su lámpara de esperanza: "Guardaba todas las palabras de Jesús en su corazón" (Lc. 2, 51). "Yo soy la Madre del Amor Hermoso y del amor y del conocimiento y de la santa Esperanza. Doy con todas estas cosas los bienes eternos a mis hijos" (Eccli. 24, 17)

Bendita sea tu pureza*

Oración final: Virgen prudentísima, feliz tú que supiste creer y ser consecuente con tu fe: primero hasta la castidad y luego hasta la consagración total al Señor. Feliz tú que llenaste tu lámpara hasta rebosar. Ilumina nuestra confusión, enciende nuestra fe, calienta nuestra tibieza. Danos prudencia sobrenatural de verlo todo con ojos creyentes y a la luz de la eternidad, para alcanzar así la felicidad esperanzada de esta vida y la inagotable de la otra. Amén. Hoy te ofrecemos y pedimos especialmente... [Continuar la novena]

Día noveno (7 de Diciembre)
Virgen digna de alabanza: "Bendita tú entre las mujeres" (Lc. 1, 42). "Virgo praedicanda" indica además que debe ser predicada. ¿Cómo no hablar a los hijos de la Madre, descubrirles quién es y lo que es? No se le puede hacer mayor bien a una persona que indicar o aumentar su amor a la Madre buena. Ella hará lo demás. ¡Y hay tanto que decir de la que es Madre de Dios y Madre Nuestra! "De María nunca es bastante", repetía san Bernardo y por eso fue tan fecunda su predicación. ¿Estamos preparados para hablar de Nuestra Madre? El que la quiere de verdad, siempre está preparado y lo desea.

"Mi alma engrandece al Señor" (Lc. 1, 46). Cuando cumplimos la profecía de llamarla bienaventurada y hablamos a los demás de las grandes cosas que hizo en Ella el Poderoso, unimos nuestra voz a la suya en su imno perpetuo de alabanza a Dios. Y Ella da especial fuerza a nuestra predicación y apostolado. Así además tendremos una muerte santa, como alguna vez lo ha revelado. ¿No será la causa de nuestro fracaso apostólico el confiarnos poco a su corazón maternal?

Bendita sea tu pureza*

Oración final (de san Ildefonso): Señora mía de poderoso y dulce señorío, Madre de mi Señor y sierva de tu Hijo, engendrado del Hacedor del mundo, a tu ruego, a ti demando de todo corazón, el Espíritu de tu Señor, para que yo pueda amarte y entender y hablar de ti cosas todas verdaderas y dignas de tu excelencia. Dame gracias para predicarte cuanto debes ser predicada, y para amarte cuanto debes ser amada y para alabarte cuanto debes ser alabada y para servirte cuanto debes ser servida para tu gloria. Amén. Hoy especialmente te ofrecemos y pedimos... (Esta oración se puede ver también en presentación de diapositivas, pinchando aquí.) [Continuar la novena]



Cántico a la Virgen

Toma Virgen Pura
nuestros corazones,
no nos abandones
jamás, jamás,
no nos abandones
jamás, jamás.

Mil querubes bellos
orlan tu dosel,
quiero estar con ellos,
Virgen llévame.
¡Contigo en el cielo
qué feliz seré!

Toma Virgen pura
nuestro corazones,
no nos abandones
jamás, jamás,
no nos abandones
jamás, jamás.

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